José Luis Ciudad (1985-86)

Vaya con el amigo Carlos, ya me ha liado para que escriba anécdotas y vivencias de mi servicio militar, bueno intentare complacerle, a el y a vosotros, y de paso animaros a vosotros también a escribir nuestras anécdotas y nos reímos todos juntos, como si estuviéramos allí, en Viella.

En las páginas sucesivas mis anécdotas y recuerdos…

Así nos lo explicaron, así lo entendimos…

Durante unas maniobras en que se agregaban a la CIA una sección se EE de la Seo y algunas secciones de pistolos, me encontraba yo de puesto en cadenas (serían las 11:00 am). Un capitán pistolo, pretendía entrar por cadenas a pie, como bien sabéis, una de las consignas del puesto era precisamente no pasar a pie por allí.
Después de darle el alto hasta dos veces, como el capitán seguía pasando, monte el chopo y con el primer cartucho que como sabréis era de fogueo, realice un disparo de advertencia (al aire claro está), y volví a montar el chopo.
El capitán se quedo petrificado en medio de la calle, a la altura del cuarto de esquíes, y le dije:
.- No te muevas que te frío.
El capitán cuando recobro el aliento me pregunto:
.-¿Cual es tu obligación, soldado?
A lo que le contesté:
.- Observar y hacer cumplir las consignas del puesto.
.- Su obligación es avisar al cabo de guardia.
.- Muy bien, pero usted no se mueva.
Como también sabréis, en la garita peculiar como dice Carlos, se encontraba un timbre para comunicar con el cuerpo de guardia. El cabo al salir y verme apuntando a algo (claro el no podía ver al Capitán), salió corriendo con el chopo hacia mi posición, y al llegar:
.- A la orden mi capitán, ¿Que ocurre aquí?
.- ¡¡Atienda al soldado, que está loco!!
Cuando yo le referí lo ocurrido, el cabo le dijo al capitán, que tenía que salir del cuartel a la calle y dar la vuelta por el cuerpo de guardia.
El capitán decía que para que dar tanta vuelta si iba a la oficina, a lo que el cabo le respondió que esas eran las ordenes y punto.
En ese momento, apareció el teniente Gamboa (de paisano) y le preguntó al cabo lo que pasaba, el cabo se lo contó y el teniente Gamboa (que ya era capitán) le dijo lo mismo, a lo que el capitán pistolo no tubo mas remedio que salir y dar la vuelta por el cuerpo de guardia.
Al salir de la guardia, fui llamado al despacho del capitán (Yo creía que me iba a caer un puro de la ostia), allí estaban el teniente Farré y el capitán Gamboa para felicitarme y darme dos días de permiso.

“Supervivencia”

I

Para empezar comentar, que no considero este nombre apropiado para dichas maniobras, puesto que no vivimos de un modo “super” (esto es superguay) vivimos como podemos, y como diría mi padre. “En la guerra, nos quitábamos el hambre a ostias”.Creo que el nombre más apropiado sería “SOBREVIVENCIA”, porque sobrevives como puedes.

Una mañana cálida de Septiembre, volvíamos a “casa” por la carretera, en los camiones militares Pegaso 3045, después de unas maniobras conjuntas con secciones de ingenieros-pontoneros de Zaragoza, en el prepirineo Leridano.

En teoría nuestra misión en esas maniobras era dar cobertura a los pontoneros, mientras ellos creaban pasos artificiales para el resto de las tropas. y crear así una linea de defensa frente a un hipotético enemigo que avanzaba por el pirineo hacia territorio español. (Nosotros bromeábamos con que el supuesto enemigo eran los franceses, claro está).

Dichas maniobras duraron una semana entera y estábamos un poco cansados puesto que casi no podíamos dormir por la enorme cantidad de mosquitos y el calor sofocante.

Pasando ya por el Túnel de Viella, empezamos a cantar canciones de nuestra unidad, bromeando con las niñas que nos adelantaban en sus coches y pensando en las cervezas que caerían luego, por la tarde, en el “PUB 13″.
Llegamos al Parador Nacional de Turismo, unas pocas curvas más y enfilaríamos la Avenida Pas D’arró, con dirección al cuartel.
.- Ya llegamos, ya llegamos.
Decíamos todos, mientras intentábamos ver nuestra casa, a través de las rendijas que dejaba la lona del camión. Recuerdo que el soldado Vilagut casi se cae del camión al intentar sacar el cuerpo por la parte de atrás, el sargento que iba en el siguiente vehículo le vio y con la mano abierta le mostró cuatro dedos, que correspondían a los cuatro días de arresto que le acababan de caer.

Ya empezábamos a colocarnos las mochilas en los hombros, cuando en vez de girar a la derecha con dirección al cuartel, seguimos de frente con dirección a Vilac y Les.
.- ¿Que pasa aquí?
.- ¡¡Conductor, torpe, que te has pasao el cruce!!.
.-¡¡Pistolo tenías que ser!!.
Y demás comentarios, que por decencia, respeto y decoro, no son reproducibles.
Mirábamos al Sargento del otro vehículo, y el con las palmas de la mano hacia abajo, nos indicaba que tranquilos.

Después de casi dos horas más en el camión , con el culo pegao a las bancas, mil y un disparates pronunciados y otras tantas opiniones especulativas, por fin el camión se para. Empezamos a recibir ordenes a la desesperada:

.- ¡¡Todo el mundo abajo!!
.- ¡¡Formar por secciones!!
.- ¡¡Venga, ya teníais que estar formados!!
.- ¡¡Firmes!! ¡¡Ar!!, quietos coño, la cabeza alta. A la orden mi teniente, formada la compañía sin novedad.
.- Sargento, mande descanso.

En ese momento que baje la vista a nuestra altura pude observar una señal de la carretera que decía “CANEJAN 1″. Estábamos a un Kilómetro del pueblo de Canejan, eso quería decir que nos encontrábamos a unos 3 kilómetros del paso fronterizo de Pont de Rey.

Pensé, “madre mía, como nos hagan ir andando desde aquí, a mi me da algo”. Por suerte no nos hicieron ir andando hasta el cuartel.

En ese momento apareció un Jeep de intendencia con unas bolsas de basura negras, una para cada uno, que repartió con gran diligencia el furrier de nuestra compañía, que nunca supe como llego hasta allí, pero bueno eso es otra historia. Dentro de cada bolsa encontramos, dos bocadillos y dos piezas de fruta, los mios eran uno de un filete de ternera que podría valerme de suela (Luego me arrepentí de haber hecho este comentario) y el otro de tortilla francesa (como estábamos cerca de la frontera) una manzana y una pera. Y comenzó la arenga del teniente:

.- Soldados, mientras nos dirigiamos al acuartelamiento, la nación ha sido invadida por tropas extranjeras, no ha sido posible determinar aún la nacionalidad de dicho enemigo, ni las intenciones que tiene, pero la división ha sido puesta en alerta y nos corresponde a nosotros montar un puesto avanzado de observación, estamos a la espera de ordenes. Se espera de vosotros… Espero de vosotros que cumplais con vuestro deber y juramento a la patria.

En ese momento creí estar en el año 36.

En fin, como no podía ser de otra forma, seguimos el juego y a media tarde “llegarón las ordenes” y nos pusimos en marcha…

II

Teniendo en cuenta que al pueblo de Canejan llegamos sobre las 12:00 Horas y se tardó como 15 minutos en repartir las bolsas de comida más otra hora para comer, las «ordenes llegaron», según creo yo, un poco tarde para empezar a caminar.

Durante la comida, algunos compañeros, decidierón comerse los dos bocadillos, otros en cambio preferimos guardar uno, porque no sabíamos lo que nos esperaba, aunque sinceramente lo sospechabamos, eso si las piezas de fruta todos las guardamos.

Como ya dije, nos pusimos en marcha sobre las 15:00 horas, empezamos a subir un pequeño desnivel a unos 45º en dirección este, hasta la rivera del rio Torán (afluente del Garona, cuya desembocadura se encuentra en el pueblo de Canejan), y continuamos por su rivera izquierda unas dos horas. Como ya empezaba a oscurecer, el mando decidió buscar refugio.

Nos encontrabamos a mitad de camino entre Canejan y el Tuc de Mouberme (2880), cuando encontramos un viejo caserón de estilo típico aranés, con paredes de piedra reforzadas en sus esquinas y tejados de pizarra negra con mampostería de madera, al estilo de nuestro cuartel. El exterior presentaba muy buen aspecto, teniendo en cuenta que se encontraba abandonado, pero el interior ¡¡ Dios mio, no tiene suelo!!.

Estaba todo quemado y levantado, sin duda por las repetidas hogueras que hacen los que, por simplemente el hecho de ponerse una mochila al hombro se hacen llamar montañeros. (Puedo asegurar que existen esas personas) Nos fijamos en la mampostería que se encontraba en mejores condiciones y hacía las veces de ático, y podría servinos de suelo, subimos por una escalera medio destruida y muy insegura, nos acomodamos como bien pudimos y llego la primera prueba de fuego al compañerismo, el momento de cenar.

Como algunos habían comido los bocadillos y otros no, se planteo la siguiente cuestión. Existian los que defendian la opción de que cada uno comería lo suyo, y los que apoyabamos la otra que era repartir lo que hubiera por poco que fuera (Comer menos, para comer todos), por supuesto, como es lógico, triunfo la segunda opción, asi que repartimos las pocas viandas que nos quedaban (excepto la fruta), y nos dispusimos a descansar, ya que estabamos terriblemente cansados, ni siquiera nos importó compartir el reducido espacio con tres cuervos negros como el azabache, que sin duda habitában en aquel lugar.

Las seis de la mañana, diana y se oyo la voz del Sargento:

.- Esquiadores ¡¡¡EN PIE!!!

Una frase que no se me olvidará en la vida. Tocaba lavarse la cara con la cantimplora ¡¡ enorme error!!, no pensamos que a lo peor, no encontrabamos agua por el camino. Y una vez más la triste y dura realidad, no hay desayuno, como eche de menos al cabo furrier cuando en retreta decía aquello de:

.- Comidas para mañana, desayuno NOCILCAO (el desayuno del soldao) chusco de pan y fiambre…

Juré que no volvería a reirme con lo del desayuno del soldao.

Asi que no nos quedo otro remedio que comernos una pieza de fruta.

A las siete horas nos pusimos en marcha, la mañana la pasamos andando por crestas y collados (lo siento no recuerdo los nombres) pero eso si no bajabamos de los dos mil metros de altura ya que a esa altura crece el regaliz, o una raiz cuyo sabor recuerda al del regaliz, y que chupabamos para matar el «gusanillo» a modo de «PALODU». Tambien comenzaba a escasear el tabáco, a mi particularmente me quedaba un paquete de «tres carabelas». La tarde la dedicamos a buscar algo de comer, con excaso exito por no decir ninguno, nos comimos la pieza de fruta que nos quedaba y la pasamos al raso.

Noveno día desde que empezamos las maniobras y segundo de ayuno. Como el día anterior nos pusimos en marcha a las siete horas, y caminamos toda la mañana hasta llegar a Montgarri sobre las trece horas.

Al pasar por el pueblo abandonado, nos cruzamos accidentalmente con un pastor y su rebaño, como «estabamos en guerra» cualquier civil puede ser un espia en potencia o podría pasar información al enemigo, ya fuera voluntariamente o de forma forzada.

.- Mi teniente, lo fusilamos.

.- No seas bestia, madriles.

.- Pero puede ser un espia.

.- Madriles deja de ver tantas peliculas

.- Pero mi tenien…

.- ¡¡Que te calles, coño!!

Lo dejamos estar. Je je je

Un poco más adelante, nos encontramos el refugio del pastor y nos quedamos con la ubicación para poder volver más tarde, a la noche, ya que se encontraba repleto de comida para el invierno….

III

Nos adentramos por una pista forestal entre enormes pinos, que proporcionaban sombra y frescor, lo cual agradecimos y que produjo una sensación  de sosiego y calma en el animo ya que andaba un  poco revuelto.

Llegamos a un claro del bosque, junto a un rio (creo que era el Nogera-Pallaresa pero no estoy seguro).

.- ¡¡ALTO!!, formar por secciones, este será el punto avanzado de observación, dividios por pelotones y buscar sitios resguardados para acampar.

Asi lo hicimos, cada pelotón quedo formado por, más o menos 9 soldados, dos cabos y un cabo 1º. Mi pelotón busco un lugar un tanto apartado del mando para conseguir un poco mas de libertad, o eso creíamos. Comenzamos a levantar una especie de choza con ramas y palos que había por allí, y a eso de las 18:00 horas nos reunió el teniente para darnos una serie de consejos para encontrar recursos y alimentos.

.- Coger Ortigas para hacer sopas, dandole tres hervores a las hojas ya no pican, buscar setas, si no las conocéis me las enseñais y yo os digo cual se puede comer, hacer alguna trampa para cazar pequeños animales, podeis pescar algo en el rio…

.- “Catarros”, dije yo.

.- Madriles, te estas pasando.

.- “A la orden mi teniente”.

Bueno y así algún consejo más y ala a currar.

Esa noche mi pelotón (y todos diría yo) cenamos sopa de Ortigas, que por cierto saben a Acelgas rehogadas, y una culebrilla que se encontraba en el lugar equivocado y en el momento equivocado, je, je, je. He de decir claro está, que el mito de comer insectos y cosas que harian vomitar a una cabra (acorralado, con Silvester Stalone) es falso, no comes nada de eso, pasas hambre y ni te lo planteas.

Al día siguiente no hubo diana (fue el primer y único día de mi servicio militar, que no tocaron diana) pero todos nos levantamos muy temprano (sería que el hambre no nos dejaba dormir). Los tenientes empezaron a darnos instrucciones de como preparar un horno de pan y un horno Cheroky para ahumar carne..

.- ¿Y, donde está la harina mi teniente?

.- ¡¡Ciudad, cuando llegues al cuartel te apuntas cuatro días, coño!!

Bueno, en eso estabamos el teniente y yo, cuando se escucha el motor de un Land Rover y SORPRESA era el cabo furrier que nos traía provisiones, escasas, pero provisiones muy bien recibidas. Por cada pelotón dejó:

.-1 Kg de Patatas. 1/2 Kg de Sal. 1 Kg de Harina. 1 Kg de Azúcar (muy importante). Un Conejo (vivo). Una  Gallina (tambien viva). 1/2 Kg de tocino curado. 1/2 Litro de aceite.

Esto parece la lista de la compra, Je, Je

Nos pusimos manos a la obra con los hornos, mientras, otros buscaban setas o pescaban algo con un palo terminado en punta, cosa que no resulta tan sencillo como en las películas, creerme. Aquí tengo que hacer una mención especial a las COE’s.

Todos hemos visto u oido, que las COE’s matan a la Gallina de un bocado en el cuello, ¡¡FALSO!!, ¡¡ES DEL TODO IMPOSIBLE!!, os puedo asegurar que lo intentaron los más bestias de la compañía, y no fueron capaces de cortarles el cuello, le hicieron un tremendo estropicio al animal y seguía viva.

Volviendo a la cruda y dura realidad, dejamos a la gallina un par de días vivir, (antes claro está, de intentar cortarle el cuello) por ver si ponia huevos, pero nada de nada…

.- Esta Gallina no pone huevos.

.- ¿A ver si resulta que es un pollo?

.- Los pollos no tienen cresta.

.- Los gallos si.

.- Y espolones, no te jode.

En fin, gentes de ciudad.

El conejo (pobre conejo) lo matamos según indicaciones del teniente, ya que del conejo lo aprovechariamos todo, incluso la piel.

Para empezar había que desangrarlo del todo, y solo se desangra si esta vivo, para eso le sacamos un ojo y por ahí se desangró, echamos la sangre en un recipiente sin dejar de removerla (parece que estoy dando una receta de cocina) para que no coagulase, ya que despues amasaríamos pan y se la echaríamos a la masa. (He de decir que las tortitas de sangre que nos hizo el cocinero, estaban deliciosas).

Despellejamos, troceamos y ahumamos las partes menos carnosas del conejo y las demas las guisamos, las pieles las curtimos y las dejamos secar (no recuerdo que se hizo despues con ellas). Las patatas las asábamos sin pelar…

.- Prohibido pelar las patatas, decía el teniente, en la piel estan todas las proteínas y vitamínas que necesitamos.

El azúcar lo echabamos en agua por las mañanas, de tal forma que lo bebíamos como si fuera café. Los músculos consumen la glucosa de nuestro organismo, si falta glucosa se producen microroturas fibrilares en los músculos (agujetas), que como todos sabemos es más molesto que doloroso, pero cuando dependes de tu estado fisico para conseguir alimento, se convierte en un problema doloroso.

A parte de estos manjares, comíamos setas, las cuales se las entregabamos al teniente, y este separaba las comestibles de las tóxicas (que no venenosas) o de las dudosas, al final las dudosas tambien iban al puchero.

Otros frutos silvestres que comíamos, eran unas bayas rojas que bautizamos con el nombre de “tapaculos”, ya que en su interior había unas pepitas blancas que producían estreñimiento (siento ser tan escatológico pero era así como sucedía) había que cortarlas a la mitad y limpiar las pepitas. Con estas bayas hacíamos una especie de confitura o mermelada, que tomabamos por la mañana en el desayuno con mas azúcar.

Fumar, dichoso vicio el de fumar, lo soportábamos con excremento de cabra o de oveja, eran unas bolitas negras que una vez secas se parecia bastante al tabáco. Como no teníamos papel de fumar, nos las ingeniamos con unos palos secos que ahuecamos a modo de pipa y ala a fumar. Tambien conseguiamos tabáco en una carretera proxima en la que se realizaba un puesto de guardia, coche que pasaba coche que lo parábamos y le pedíamos tabáco o comida, (siento decirlo, no estoy orgulloso de muchas cosas que relato y otras que voy a relatar, parecíamos el ejército de Pancho Villa, pero asi fué) una vez un conductor nos regalo una caja de galletitas saladas marca “LU”, con la mermelada de tapaculos, ¡menudos desayunos!. (Tambien he de decir, que la gente es bastante amable y dan lo que pueden, gracias a todos aquellos que nos atendieron aunque no dieran nada). Ni que decir tiene que si se llega a enterar el teniente nos cruje.

El poco tiempo libre que nos quedaba, lo empleabamos en perfeccionar la choza, que un poco más de tiempo allí y la convertimos en cabaña. A unos 200 metros del campamento, en el rio, había un pequeño salto de agua con una pequeña poza, en la cual todas las tardes los que estaban libres de obligaciones se bañaban.

Así de esta forma pasaban los días.

y IV

 

 

Compañeros, mi mujer a leido el relato y me ha hecho dos preguntas muy interesantes:

.- ¿ Qué es un horno Cheroky? y ¿Para qué el tocino?

Evidentemente que yo sepa lo que es un horno Cheroky, no significa que todos lo sepamos.

Un horno Cheroky, es una estructura de ramas frescas (verdes), en forma cónica, cuyo vértice esta en la parte superior. Su misión es la de ahumar carnes o pescados, para ello se compone de dos aberturas, una superior y estrecha en cuya base se coloca una rejilla de ramas delgadas o bien de alambre, (mejor alambre, pero si no se dispone de el, valen las ramas o cualquier otro elemento que permita el paso del humo) y donde colocaremos los alimentos para ser ahumados, de tal manera que el humo impregne bien todo el alimento y no queden partes sin ahumar, ya que por ahí empezaría la putrefacción. Y otra inferior más ancha para colocar el material combustible.

Al contrario que el horno de pan que debe producir calor, el horno Cheroky no debe, ni puede producirlo, a si que el material combustible, tiene que ser fresco para producir solo humo, no puede ser seco ya que produciría llama y en vez de ahumar, asaríamos.

Una vez ahumada la carne, si el proceso de corte ha sido el apropiado, puede conservarse más o menos de 4 a 5 días.

El tocíno no tiene mayor misterio, se cortaba en pequeños pedazos y se hechaban en el plato sarten para fundirlos y crear grasa para cocinar, a modo de aceite.

Una vez resueltas estas dudas, voy a relatar de como nos servimos del «pastor-espía» y nuestra vuelta a «casa».

El primer día que llegamos a montgarri, nos encontrabamos muy cansados, asi que decidimos no hacer nada especial y dedicarnos al refúgio y buscar alimento. El segundo día por la tarde, nos pusimos de acuerdo todo el pelotón en que, mientras unos quedaban en el campamento, cuatro de nosotros nos acercariamos a ver al pastor y con la escusa de buscar comida saldriamos del campamento. Dos se dedicaron  a la busqueda de alimentos (yo era uno de ellos) y los otros dos fueron a hablar con el pastor.

La cuestión era que todos los días el pastor bajaba al pueblo de Arties (ya que creo que vivia alli), nosotros le entregaríamos una lista de cosas para traer y le daríamos el dinero para comprarlas, el pastor no estaba muy convencido de ello y nos costó volver al día siguiente a por la respuesta, con la colecta echa (recaudamos unas cinco mil pesetas de las de entonces) y la lista de cosas que tenía que comprar. (Por si acaso la respuesta era afirmativa, claro).

Nos sorprendio la respuesta del pastor, ya que no fué ni afirmativa ni negativa, simplemente nos hizo otra proposición:

.- ¿Y si yo os vendo lo que necesitais de lo que yo tengo aqui?

Nos dejo de piedra puesto que no sabiamos lo que tenía, ni el precio que nos pondría por ello.

.- ¿Que decís?

Nos apartamos un momento para consultarlo entre nosotros y decidimos que nos daba igual comprarlo en el pueblo o a el, total habia que pagarlo igualmente y el lo tenía ahí mismo.

Decidimos que si, le entregamos la lista y le dimos todo el dinero ya que nos daba igual, (no podíamos gastarlo en otro sitio) y pasamos al refugio.

Era un habitáculo de unos 2 metros de largo por 3 de ancho, en un lateral de la habitación, había una cama con las mantas plegadas encima del colchón, señal de que allí no dormia nadie, a los pies de la cama se encontraba un armario ropero, (por supuesto no lo abrimos, así que no sabemos lo que había dentro). Al otro lado de la habitación, pegada a la pared, habia una mesa y dos sillas y encima un estante bastante rustico, que soportaba el peso de algunas cosas útiles para el campo, como una lampara de aceite, una navaja, etc.

El pastor se dirigió al fondo de la estancia, donde se encontraba una pequeña puertecilla de 1.5 metros de alto y un metro de ancho, más o menos, y que servía de cierre a un pequeña alacena, la abrió y empezo a sacar las cosas de la lista,

.- Harina, Azúcar, Patatas (aqui he de decir que eran todas las que tenía) y solo un capricho, café soluble, alguna lata en conserva y algo más que no recuerdo, eso si excepto el café y las latas en conserva, no llevamos nada que no se nos proporcionara antes por la «intendencia».

De los cuatro compañeros, dos se adelantaron para ver por donde andaban los mandos, y entrar en el campamento sin riesgo, cavamos una pequeña arqueta en las afueras y escondimos alli las conservas y el café, Por la mañana nos acercabamos de dos en dos a la arqueta con el agua caliente y con el azúcar y nos servíamos el café, a la tarde cuando salíamos de «excursión» a buscar alimentos nos acercabamos y merendabamos alguna lata (una para cada tres). Tambien pasabamos harina y azúcar a otros compañeros según se les acababa, de tal forma que racionamos todas las provisiones. (Excepto las conservas y el café que no podian pasar al campamento por razones obvias).

Asi fuimos pasando nuestras maniobras de supervivencia, mejor que mal, hasta que llegó el día de volver al cuartel.

Un día muy temprano nos levantaron, y nos dijeron que recogieramos todo y lo dejaramos como si nadie hubiera estado allí. Recogimos nuestra impedimenta, esparcimos las ramas y los palos con las hojas que habían formado el refúgio, destruimos los hornos y las pequeñas presas que habíamos formado para pescar, quitamos las piedras que formaban el contorno de las hogueras y limpiamos el fondo de cenizas, y nos pusimos en marcha

Al principio la vuelta la realizamos por donde llegamos, lo que nos hizo pensar que volveriamos a Canejan, pero esta vez no nos pillaba fuera de juego, ya que llevabamos provisiones. Mientras unos recogían, otros fueron a por lo poco que quedaba en la arqueta (un par de latas y un poco de café) además nos quedaba algo del conejo ahumado y pan que habiamos hecho el día anterior para el desayuno.

Al llegar a Montgarri, cogimos una senda que nos llevo hasta el pla de beret, de allí, creo recordar que bajamos por las pistas de Baqueira (por lo que se llamaba la vuelta a casa en el curso de esqui) pero de esto no estoy seguro y de allí a la carretera de Viella.

Estabamos muy débiles pero no lo notabamos, bien es cierto que si no hubiera sido por el pastor aún estaríamos más débiles. No recuerdo en que punto nos desviamos de la carretera y cogimos una senda de tierra que circulaba paralela a esta, pero que nos proporcionaba mayor consuelo, por que no pensabamos en lo que nos quedaba para llegar al cuartel, ya que no conociamos o mejor dcho, no reconocíamos dicha senda.

Avanzabamos como una compañía de verdad, un pelotón en vanguardia, a unos metros detras la compañía por secciones y más atras aún, la retaguardia, formada por otro pelotón. Lo haciamos como nunca antes lo habiamos hecho, es decir, con el fusil en bandolera, colgado del hombro por la correa potafusa. En cierto modo, me gustaba caminar así, me hacia sentir más soldado, a pesar de no llevar cargadores ni munición.

El sendero discurria como ya he dicho paralelo a la carretera de Viella por detras de las poblaciones, una vez pasado Arties, ya caminabamos un tanto despreocupados y sin prestar atención a la marcha, de repente, se oyó un fuerte golpe sordo, como si estuviera amortiguado, (fue una carga de TNT, colocada por el sargento especialista)  inmediatamente despues la voz del teniente:

.- ¡¡DESPLEGAOS,  CUERPO A TIERRA!!

Atonitos nos quedamos, no sabiamos lo que pasaba, vi como el teniente cogía su pìstola y corría hacia atras dando ordenes (espabilandonos, más bien) mientras empezaban a sonar disparos de fusil (creerme, que se notaba que eran disparos de fusil). En ese momento, por un segundo creí, que de verdad estabamos en guerra, hasta que, como es logíco por otra parte y ya que la infantería nunca se retira, la primera sección avanzó hasta el pelotón de vanguardia para apoyarle y descubrimos al cabo de la banda y a dos compañeros más de la sección de destinos que, con cetmes y munición de fogueo nos habían hecho una emboscada a las ordenes del teniente Farré.

Podeís creerme, entre tres soldados (yo era uno de ellos) no pudimos desarmar al cabo, no había fuerza entre los tres (y no eramos esmirriaos) para quitarle el fusil.

Al punto, el teniente dio por concluidas las manobras y el Land Rover que había llevado hasta allí al teniente Farré y a los compañeros, se acerco con otra grata sorpresa, nos proporciono una taza de chocolate caliente y un bollo. Algunos compañeros (sin duda los que peor lo habían pasado) lloraban (de alegria) al ver que se acababa todo (yo mismo console a uno de ellos) otros nos abrazabamos, hubo alguno que hasta bailó. en fin pasó todo.

Desde ahí, y hasta el cuartel todo fueron risas y bromas, cuando pasamos a la altura del «HURRA» Je, Je, cantamos para que los que nos miraban, nos vieran en plenitud fisica y con la moral muy alta, daba gusto vernos, desaliñaos y sin afeitar, pero contentos y con paso marcial.

Entramos al cuartel como se debe entrar, en orden cerrado, formamos en el patio, se dieron las correspondientes novedades y rompimos filas, llegamos a la nave nos despojamos de nuestro equipo y formamos para ir a las duchas (como eramos tantos nos duchamos en las duchas que habia al lado de la peluquería). Despues ropa agradecidamente limpia, y a formar en la puerta del comedor, pequeño tentempie, puesto que no podíamos atiborrarnos ya que el estomago había encogido y enseguida te llenabas.

Lo que no recuerdo fue el menú que nos pusieron, lo único que recuerdo fue la leche caliente del final (y es que a mi me encanta la leche). Tampoco recuerdo si esa tarde pudimos salir al pueblo, creo que si, de todas formas si no fue esa, fue la siguiente, litros de cerveza fria Voll Damm, al día siguiente creo que tubo que venir un camión de la Damm a reponer cerveza, por que acabamos con toda la que había en el pueblo. Je, je, je. Pero no hubo ningún incidente con los paisanos, fue una fiesta por todo lo alto.

En fin compañeros, como podeis ver no soy el púa más púa, pero tampoco soy ningún santo, esto es una vivencia mia y solo mia, pasarían otras cosas, segúro, pero estas son las que yo vivi, por eso he intentado escribirlo en primera persona y he tratado de omitir los nombres, que creo, que no venian al caso y a lo peor, se podian sentir molestos por algúnos hechos que he relatado y de los que yo, no estoy orgulloso precisamente.

Solo pediros una cosa, hablando completamente en serio, no me gustaría que al leer este relato, os quedaraís indiferentes o pasivos, me gustaría conocer vuestra opinion sea la que sea, buena o mala, pero sincera y si hay más bueno que malo lo mismo me animo y os doy más la lata con otro relato, es broma. Je, je, je

Un taconazo, un saludo y siempre a vuestras ordenes compañeros

FIN

 

 

Las dos «Blancas»

Corría el mes de Febrero de 1986 cuando una mañana fria (según mi madre), se presentó en mi casa una pareja de la Guardia Civil:

.- Guardia Civil, el Sr. José Luis Ciudad Pila

.- Si, aqui es

.- Está él en casa.

.- Pues no, él está en el cuartel. ¿Qué ha echo está vez?

.- ¿Como que está en el cuartel?. Señora a su hijo se le busca por prófugo. No se ha presentado en la caja de reclutas a recoger el petate y a que le den destino.

.- Ja, ja,ja, ¡¡pero si mi hijo lleva casi un año en la mili!!, como se va a presentar a por el petate,  y si le iban a dar algo es ¡¡por saco!!

.- Bueno señora, moderese. ¿Donde dice que está su hijo?

.- Espere que llamo a su hermano y él se lo dirá mejor que yo.

Evidentemente mi hermano que también había estado en Viella, se echo a reir, y despues les dijo donde estaba.

Al día siguiente, se presentó en el cuartel un teniente de Lerida con una pareja de PM’s preguntando por mi, dió la casualidad que en ese momento nos encontrabamos de maniobras de invierno y por lo tanto no estaba en el cuartel, pero confirmaron, como no podía ser de otra forma, que yo realizaba mi servicio militar en Viella. Al poco tiempo mi madre (sufrida como todas las madres) se persono en capitanía general para retirar mi cartilla militar del servicio obligatorio.

Cuando llegamos al cuartel despues de las maniobras, fuí el cachondeo de los compañeros de oficina, que fuerón los únicos que se enteraron (junto con los mandos, claro está). Así que de está forma yo poseo dos «Blancas»,

Un taconazo, compañeros.

  

«La esperanza es lo último que se pierde»

Mi padre no estaba muy de acuerdo con este dicho, él decía que. «La esperanza nunca hay que perderla, cuando sabes que ya no hay solución, simplemente te la guardas para otra ocasión». Y yo estoy de acuerdo con esta afirmación, creo que en esto tambien tenía razón.

Una mañana fresca, nublada y gris a últimos de Marzo o primeros de Abril (no recuerdo bien), de esos días que en Viella olian a tierra mojada por que acababa de llover o por que iba a hacerlo en breve, despues de desayunar, nos preparabamos con la impedimenta para la instrucción de combate.

De repente se oyó la voz del cuartelero:

.- ¡¡COMPAÑIA, LLAMADA!!

Y todos a la puta carrera, a formar en el patio de armas por secciones con el Fusil, las trinchas y la mochila de combate, en la que portabamos el casco «de combate», la camtimplora, el bocadillo del desayuno, un trozo de corcho que quemabamos y nos pasabamos por la cara para el camuflaje:

.- La cara tiene cuatro lineas que teneis que romper. Decía el teniente, una la de la frente, otra la de los ojos, otra la nariz y la última la boca, si rompeis estas cuatro lineas, nadie podrá identificar una cara en la espesura. Ciertamente tenía razón.

Cuando ya estábamos formados y despues de novedades, caimos en la cuenta que delante de nosotros, justo en frente de la puerta de la residencia de oficiales, había dos bomberos voluntarios de Viella que estaban hablando con el teniente Farré, con gesto grave de preocupación por ambas partes.

Al poco el teniente se acercó a la tropa y dijo:

Esquiadores, ayer, a última hora de la mañana, en la ladera del Mulleres que cae al este, hacia la boca sur del tunel, se produjo una avalancha de nieve y hielo quedando dos personas atrapadas, los bomberos han estado toda la tarde y parte de la noche de busqueda, con efectivos de la guardia civil y montañeros civiles voluntarios sin exito.

Nos han pedido en la manera de lo posible, que colaboremos en la busqueda y rescate de estas personas asi que pido voluntarios para ir allí.

.-¡¡Firmes, Ar!!

.-¡¡Voluntarios, un  paso al frente!!

Creo que solo se oyó un taconazo, por que todos a la vez dimos ese paso al frente.

.- Gracias, no esperaba otra cosa de vosotros. Primera y segunda sección, volver a la nave dejar el fusil y a la carrera, aqui de nuevo a formar.

Ni que decir tiene que si siempre lo haciamos en silencio, ese día el silencio era sepulcral.

Lo hicimos como nos ordeno el teniente y formamos en el patio de nuevo, la tercera sección salio a orden de combate, pero con una radio AMPRC 11, para posibles comunicaciones con la compañía, nosotros llevabamos las portatiles BCC.

Creo que nos llevaron (no lo recuerdo bien) en autocares de la Alsina Graells hasta la boca sur del tunel, donde en el refugio Hospital de Viella, habian formado una especie de centro de coordinación de efectivos para la busqueda y rescate. Formamos delante, nos dieron las sondas y un cabo de la Guardia Civil nos condujo hasta el lugar que teníamos que sondear, más o menos a la mitad de la ladera del Mulleres, (recuerdo que cuando pasé por allí en verano, había a la derecha, una fuente natural de agua fresca en la que nos detubimos un momento para llenar las cantimploras) y nos pusimos manos a la obra.

La mañana pasó sin pena ni gloria, pero despues de la pausa que hicimos para comernos un bocadillo, alguien grito.

.- ¡Aqui, aqui!, ¡Venid, aqui hay algo!

El corazón nos dió un vuelco (por lo menos a mi) dos soldados empezaron a cavar en la nieve y al poco, falsa alarma, era musgo sobre una roca. Seguimos sondeando, pero antes de recuperarnos, uno de los montañeros voluntarios volvió a gritar:

.- ¡Aqui si, aqui hay uno, venid, venid!

Con el chasco anterior y con las pocas esperanzas de encontrarlos con vida, ya que llevaban mas de 24 horas sepultados, empezaron a cavar unos civiles y para sorpresa de todos se encontro una de las mochilas y un esqui, lo que nos produjo un extraño sentimiento de alegria y pena a la vez.

Ya a última hora de la tarde (empezaba a oscurecer) recibimos la orden de volver abajo y cesar en la busqueda, al llegar abajo vimos a dos mujeres jovenes de unos 25 o 30 años que lloraban desconsoladas, más tarde supimos por los bomberos que se trataban de las novias de los desaparecidos, y que fueron las que dieron la voz de alarma, ya que tenían que haberlos recogido en la boca sur del tunel y no llegarón.

Volvimos al cuartel a descansar, pensabamos que al día siguiente volveríamos allí, despues de desayunar, formamos en el patio de armas solo con la mochila y con muchas ganas de llegar y ponernos a buscar. Cuando llegamos al refugio nos encontramos la triste realidad de la montaña, Dos cuerpos congelados tapados con mantas, habían aparecido a primera hora de la mañana, nuestra presencia ya no era necesaria.

Tube la ocasión de ver por casualidad el rostro de uno de ellos, estaba morado, y deforme, ademas le faltaba una parte importante de pelo en la cabeza (nos comentaron los bomberos, que el compañero intento que no se separaran mientras caían con el alud y le cogio por los pelos ya que tenía la mano llena de los pelos de su amigo). Los encontrarón a pocos metros de la fuente natural donde cogimos agua aquel verano. Se especula que al ver la avalancha intentaron refugiarse en la pequeña pared que formaba la fuente, pero no lo lograron.

Ese día lo pasamos trises y un poco decaidos, los mandos nos dierón el día libre, pero nadie, repito nadie salio al pueblo, todos nos quedamos en la compañia leyendo o viendo la tele o simplemente comentando lo ocurrido.

Me gustaría no haber visto aquella cara ni a las novias llorar, es una imágen que no podré olvidar en la vida.

Así de está manera, la esperanza, la guardé para otra ocasión.

Gracias por vuestra atención.

 

 

Bueno, le he dicho al Sr. Pino, que esta noche escribiría algo (por lo del fino La ina, je je je) y voy a ello.

¡¡Firmes, AR!!

Cierto día algo caluroso y soleado, por lo que debía ser el mes de Mayo. Nos encontrábamos un nutrido grupo de soldados (veteranos y conejos juntos) a las puertas de la nave «Francisco Franco» a eso de las 16:00 horas, esperando al turuta a que tocara llamada a tropa.

Estábamos departiendo amigablemente sobre nuestras cosas, sobre nuestra vida militar y de los grandes proyectos que nos aguardaban al licenciarnos, cuando de pronto un bulto negro con cuernos blancos se presentó ante nosotros.

.- ¡¡Coño la cabra!!, dijo uno

.- ¡¡Mira que es fea la condenada!!, dijo otro.

.-¡¡y tiene muy mala leche!! Dijo un tercero

.- ¡¡Casi tanta como el Teniente…!! (omito el nombre para evitar suspicacias, ja ja)

.- Venga, a ver quien se pone delante a aguantar los topetazos.

El hombre cuando es joven, no tiene medida de sus actos, no ve los peligros que entrañan y claro, luego vienen los arrepentimientos.

Nuestro amigo y compañero «Oso», si, ese que en supervivencia le arrancó la cabeza a la gallina de un tirón, ni corto ni perezoso, se coloca delante de la cabra enseñándole la planta del pie, y claro el pobre animal responde a la citación, cual delicuente a un requerimiento judicial y arremete contra el pie del Oso.

Así una y otra vez, en esto sale de la compañía el Teniente Farré y claro todos firmes y saludando, cuando ve el Teniente al compañero que no se había percatado de la presencia de este «jugando» con la cabra.

.- ¡¡Pero bueno, se puede saber que haces!!

.- ¡¡A la orden mi Teniente!! Pues aqui, entrenando a la cabra

.- ¡¡Firmes, AR!!, y ahora que la cabra se entrene a su gusto.

Había que ver al Oso en posición de firmes, en medio de la calle a la puerta de la nave y la cabra dandole topetazos en las espinillas y a todo esto el Teniente aguantando las risas (como los demas) hasta que no pudimos más y reventamos a reirnos, el Teniente dió por finalizado el castigo ya que en ese momento llegaba el turuta para tocar llamada y le pudimos ver (al Teniente Farré) como se iba hacia la residencia descojonandose (con perdón)

Ni que decir tiene que el amigo Oso, tubo tres o cuatro días las espinillas y tobillos inflamados con moratones que parecia el vaticano (por lo de los cardenales, ja ja ja)

Espero que os haya gustado.

 

 

 Una nueva experiencia mia, con el Teniente Del Corral

«Las órdenes son las órdenes, y siempre hay que cumplirlas»

Corría el mes de Febrero del 86.  Nos encontrabamos en Montgarri en, como diría nuestro eufemistico y maratoniano amigo Oscar Font, «maniobras de vida y movimiento invernal» o como diriamos simplemente los demas «maniobras de invierno» (je je je). Al atardecer de un día cualquiera nos reune el teniente Del Corral a toda la sección, para marcarnos el quipo y material que necesitaríamos, para las actividades que realizaríamos al dia siguiente en el lugar al que se deslizaran nuestros esquies, como es lógico no recuerdo cual fué el lugar al que foqueamos casi toda la mañana, pero eso ahora es lo de menos.

Despues de las breves instrucciones recibidas, de un par de arrestos, alguna pregunta y asignar las imaginarias de esa noche, nos pusimos a cenar y a la cama que hay que madrugar.

Diana muy temprano, yo diría que fué a las seis de la mañana cuando nos levantamos. Como podéis imaginar y a pesar de ser noche aún, todo estaba iluminado con esa luz especial de la luna al reflejarse en la nieve. Precioso, ¿Verdad?. Desayuno rápido pero contundente, recogida del material, formaciones y puesta en marcha a eso de las siete.

Como ya he dicho, nos pasamos casi toda la mañana foqueando, hasta que llegamos al lugar escogido por el mando para realizar nuestras actividades de instrucción en la nieve.

.- Formad por patrullas (ya estaban asignadas las patrullas, tres componentes por cada una de ellas) 

.- Hoy realizaremos un simulacro de ventisca, imaginaremos que hemos sido sorprendidos por una ventisca, a si que a ver que se os ocurre, utilizad el material y a refugiaros en el menor tiempo posible.

Solo algunas patrullas de la segunda sección, cumplieron con el material indicado por el Teniente la tarde anterior, todos los demas, por evitar llevar peso o volumen, decidimos llevar el material que creíamos conveniente y fué la peor decisión que como soldado, tomé.

Solo las patrullas, que cumplieron con el material indicado realizaron con exito la prueba, realizando zanjas de nieve con las capelinas (ponchos) y con los esquies, los demas, al no llevar ni palas ni ponchos, bueno practicamente solo llevabamos los esquies, algo de abrigo, la cantimplora y las raciones de previson para comer, no pudimos realizar la prueba. 

El cabreo del Teniente Del Corral fué monumental, y a medida que transcurra el día, iba en aumento:

.- Si se os marca un material, ¿Por que no lo llevais? ¿Pero que os habeis creido? ¿Vosotros os haceis llamar legionarios?. Legionarios (con cierto tono irónico), ¡¡sois una mierda, eso es lo que sois!!, ¡¡los diez dias de permiso  quedan suspendidos!!, excepto para los que si han traido el material (despues de las maniobras, nos iban a dar diez dias de permiso a todos, con lo que estaba yo ilusionado pues podría bajar a mi casa)por supuesto todos arrestados en el cuartel.

Despues de esto, os podeis imaginar como fué la bajada al «campamento base», se coloco de escoba un sargento por que si fuera por el Teniente el que se quedara rezagado allí se quedaba, no esperó a nadie, bajo hasta el campamento sin mirar atras, de un tirón, como si fuese el solo. El resto del tiempo de maniobras (creo que fueron dos días más) lo pasamos a golpe de latigo (por buenos)

«Las órdenes son las órdenes, y siempre hay que cumplirlas»

Un saludo.