¡¡A mí La Legión!!

Por Josep Mª Claravalls

Voy a relatar que me acuerdo del día antes de que se licenciaran mis compañeros de reemplazo.

Ese día estaba contratada una cena en un restaurante de Viella, para el reemplazo que se licenciaba. Empezo la tarde llenando dos de las ollas del café con leche matutino, con todo el licor que se pudo reunir en el cuartel, total que se consiguio hacer una mezcla de mas de 50 L. de alcohol, al llegar a media tarde, raro era ver a alguién que no estuviera algo tocado, algunos con una cogorza del 15.

Me acuerdo que llegó al cuartel el repartidor de «Matutano», antiguo legia de Viella, Tal como salío de la furgoneta lo mantearon, el hombre contento al darse cuenta del motivo de la alegría colectiva.

Llegó la noche, formación de retreta, aquello temblaba más que un conejo el primer día de entrar en el cuartel, no había nadie sereno del todo y algunos tocados del todo. A eso que se dirige el primero al Teniente Farré:

1º: Sin novedad mi Teniente

Tte. Farré: ¡Cómo que sin novedad! Ya podeís empezar a dar vueltas al patio de armas.

El humor del Teniente se calento de manera alarmante, mas teniendo en cuenta que una unidad de pistolos con sus repectivos mandos estaba algergada en el cuartel. Por supuesto nuestro estado era lamentable.

Mientras dabamos vueltas a las tantas de la noche, empezamos a berrear «la Madelon», para aquello de mantener el ritmo y dar moral, cabe suponer que al Teniente Farré, no le hizo ni pizca de grácia, lógicamente, claro.

Eso se hizo patente cuando se situó en un punto del recorrido y empezó a repartir de manera gratuita y a mansalva castañas de las gordas.

Totals que a las siguientes vueltas se empezó a hacer un vacio alrededor del Teniente, cogimos un empacho de castanas y no nos apetecían más. Acto seguido empezamos a dejar de cantar y empezamos a llevar el ritmo a base de zapatazos de Camet.

También cabe destacar que a cada vuelta la formación se reducía más, ya que a los que les costaba mantenerse a cuatro patas decidieron que aprovechando la oscuridad y que se pasaba por la salida de cuadras y la de garajes, había llegado el momento de bajars del tiovivo.

También digno de mención es el turuta Mina (creo que fué él), siendo conejo le toco de turuta de guardia, ya sabes donde se colocaba el turuta de guardia durante la retreta, Sí, justo al lado de la formación de pistolos que estaban de turistas por Viella. Allí formados y quietecitos estaban ellos, y no se les ocurrió otra cosa que si «pingüinos esto», «pingüino aquello», «pingüinos lo de más alla».

Nosotros entre los berridos de «La Madelon», la cogorza y el posterior zapateao, no nos dabamos demasiada cuenta, pero al turuta allí firmes, se le estaban calentando los cascos.

De repente lo vemos saltar encima de la formación de pistolos (como si fuera un guitarrista de una banda encima de la multitud en un macro concierto), de paso iba repartiendo con la turuta a diestro y siniestro en la cabeza de los pistolos.

A la vuelta siguiente, el espectáculo llego a su cenit, cuando vimos que el turuta era avasallado por los pistolos, y como si de un ariete se tratase embestimos a la formación de pistolos, huyendo como chinches, se disperso casi, casi sin verlos.

El tema es que el Teniente Farré consiguió frenar la situación, que debió de ser complicada en grado sumo, demostrando su capacidad para hacer frente a situaciones dificiles.

La situación en el cuartel al día siguiente estaba tensa, pero la alegría de los que se licenbiaban, lo suavizo.

Por cierto, ese día fué el pero de mi paso por Viella, al ver a mis amigos marchar, muchos de los cuales no he vuelto a ver. Creo que al resto de voluntarios les pasó lo mismo.

De esta histori, lo remarcable es que, cuando uno de nuestros compañeros estaba en apuros (vease Mina), el resto fuera del reemplazo que fuera, ibamos todos a ayudarlo, y sin pensar en las consecuencia.

Como ves Madriles, he contado la historia, pero esa es mi visión de lo que sucedió ese día, puede que haya otros compañeros que tuviesen otros recuerdos.

 

Comentario de Castillo García de la Serrana

Josep María, soy el «lejia» veterano de Viella que manteasteis aquella tarde-noche, tu versión es lo que realmente pasó, en aquellos tiempos yo tenía una comercial y servia productos al cuartel, y al cabo del día podía entrar varias veces con total libertad.

¿Recuerdas? en medio del manteo nos pillo el Teniente Farré, los viajes me los estabais pegando justo detrás de la cocina, yo por el aire ví como se acercaba el Teniente, y lo primero que pensé: como a estos ca…..es les de por soltar la manta me voy a pegar una leche del 15. Pero como un esquiador-escalador no abandona nunca a un compañero pues no soltasteis la manta.

A mí me callo un chorreo que ni te cuento, pero después de escuchar al Teniente, y esto quiero que te quede muy claro que fué así, le dije: Ramón la culpa ha sido mía pues los chavales me han comentado que se licencian y yo les he dicho que esto se tenía que celebrar por todo lo alto, y alguién comento ¡pués como no sea manteandote!, y les he dicho ¡venga adelante!, por favor no les hagas nada.

Me dijo que si me hubiese caido que habría pasado, etc. etc…., la verdad es que todos no quedamos más cortados que un ocho, pero que pedazos de colegas que fuisteis conmigo.

 

Comentario de Carlos Laborda.

Pues yo sería de los del 14,5, porque de algo me acuerdo.

Me acuerdo de lo de «La Madelona» mientras se escuchaba la órden de ¡¡¡Silencio!!!, me acuerdo de los pistolos y de las castañas, pero eso sí de forma un poco confusa.

De lo que sí me acuerdo es de la entrada en la nave después de que por fin para el Tio Vivo y de haber despejado un poco la mente, allí reinaba el caos y el oficial de guardia poco podía hacer.

7 comentarios en “¡¡A mí La Legión!!

  1. Como evacuación, yo recordaré la de un pobre chaval del BING XLI (es decir, de Ingenieros) en uno de los primeros dias del curso de esqui.
    Pensad en Baqueira; una patrulla de los de Ingenieros, el chaval de último y….de repente, los skis se le van de caña. El chaval, sin saber reacionar y apoderado por el pánico, no supo tirarse al suelo a tiempo. Conclusión: su recorrido fue ganando en velocidad, con la desgracia que la estación término la tuvo contra una pilona. Por detrás, veniamos una patrulla de Berga, con la suerte de llevar a los dos encargados de portar el vaste Morandeira. En un momento, lo montamos, uniendo sus dos mitades, acoplando los skis del «tarraco» -con fractura tibia-perone, abierta con desplazamiento-, y añadiendo los bastones para la guia y las cuerdas para el freno. No cuneto como lo bajamos, porque nos costó y mucho, ya que era la primera vez que utiliz´bamos el endiablado invento -volcó dos o tres veces, pobre chico-

  2. Es fácil Juan Ángel…

    El avatar es el cuadrito donde aparecen nuestras fotos.

    Para colocar tu foto, en «Organización e instrucciones», lo tienes explicado detalladamente…

    Así, en todos tus mensajes aparecerá y ademas, en el margen donde estamos todos.

  3. Yo si que me acuerdo. Mientras habia solo nieve lo llevamos medio arrastrando, lo malo fue cuando se terminaba la nieve y habia trozos con piedras y trozos con nieve. Tengo una foto que nos hicimos todos mientras esperabamos que se juntase con nosotros, un poco antes de que se desmayara. que nervios…..

  4. Claravalls lo que explicas en la compañía siempre a sido a sin si un miembro de la misma fuera conejo o llaga todos a una. Te explico una de mi reemplazo quizás Nieto se acuerde Ontiveros seguro:

    Estábamos realizando una marcha por encima de Arties y un Volunta de mi reemplazo de Tarragona perdió el conocimiento en la cumbre y estaba todo nevado Ontiveros improviso una camilla con una cuerda y piolets y todos sin excepción de categoría, rango colaboro para bajar asta donde nos esperaba la ambulancia cada vez que lo recuerdo me siento orgulloso de cómo somos la gente de Montaña.

  5. Vaya, vaya… Me acuerdo muy vagamente de aquel día. Yo pillé una buena castaña con aquel diabólico licor que nos prepararon los de cocina (creo que era sangría, pero sangría de la que rebota, de la que llega más rápido del estómago a la cabeza, que de la cabeza al estómago). Recuerdo una escena que estuve contemplando atónito (y también borracho, claro): aún estábamos en el campo de deportes bebiendo como cosacos cuando aparecieron el teniente Farré junto con un teniente de la otra unidad que estaba alojada en el cuartel, paseándose por allí con las manos a la espalda y mirándonos, y entre ellos iban hablando y parecía que se decían algo así como que esto no tiene que acabar nada bien. Entonces, aparecieron los cocinas y artífices de aquel endemoniado mejunje, Pocostales y Mina (que aunque eran de reemplazos distintos al final se hicieron uña y carne) y, seguramente, sin poder pensar lo que hacían, se pararon delante de los dos tenientes, dieron sendos taconazos, se cuadraron y, en posición de firmes, pero tambaleándose, en voz alta y al unísono, presentaron novedades, entre la tremenda algarabía que había montada por allí. Entonces dieron media vuelta y se alejaron cogidos de los hombros, pero, hete aquí, que giraron sobre sus talones y volvieron ante los dos estupefactos tenientes, que no daban crédito ante la desfachatez de aquellos dos borrachines, a darles nuevamente novedades. !!!Y esta operación la repitieron dos o tres veces más¡¡¡ Los tenientes se miraron entre sí y el que era de fuera debió de decirle a Farré que se tranquilizara, porque éste estaba a punto de saltar, igual que lo haría un tigre cabreado, sobre Mina y Pocostales, y si no lo hizo fue por educación hacia el otro teniente, sin duda. Yo entonces lo que pensé, o lo que medio-pensé, es que no nos iban a licenciar, porque aquello se estaba empezando a poner muy, pero que muy calentito.
    Gracias, Claravalls, por recordarme esta anécdota.

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