Reflexión de A. Gálvez (1981-82)

Esto es una reflexion sobre cómo el paso por la compañía, influye en la vida futura de las personas.

Comencemos con la comunicación del destino, una vez te dicen “te ha tocado Viella”, “no sabes lo que es aquello”, “es peor que la legión”, “las vas a pasar putas”, esto ya de por si, te prepara ya incluso antes de llegar,  para asumir cualquier destino que la vida te depare.

Durante el permiso previo a la incorporación al destino,  se consigue una vacuna, contra los males de barriga, provocados por las incertidumbres, ante el añito que te espera.

Ni que decir tiene la dosis de valentía, que se inyecta en el cuerpo, cuando descubres la imagen de unos recién estrenados veteranos, que después de su vida conejil, con los uniformes desteñidos, la tez curtida por la vida en la montaña, unas barbas que en nada envidian a la de Rasputin, ansiosos de novatos frescos, acumulamos valentía para cruzar la puerta y presentarnos en el cuerpo de guardia, a partir de esto eres capaz de enfrentarte al reto mas inhóspito que podamos imaginar.

Que os voy a contar de la flexibilidad y la polivalencia que cultivas cuando una vez dentro y preparado para asumir la mas estricta vida castrense, resulta que dedicas los primeros días y sobre todo las primeras noches a actividades tan variopintas como comer zanahorias, apuntalar edificios contra terremotos, prevenir ataques aéreos, montar y desmontar camas, nunca jamás podrás decir “para esto no estoy preparado”.

Evidentemente, también llega aquello que si que esperábamos de verdad, el rigor que nos impone la vida militar, el toque de corneta, que nos enseña lo insano que es dormir después de las 6 de la mañana, nos damos cuenta de que llegar el ultimo a cualquier sitio, no te aporta mas que arrestos y complicaciones, apreciamos lo saludable que es practicar deporte a diario, que es necesario comer variado y regularmente para poder rendir en nuestras obligaciones, nos damos cuenta lo imprescindible que es para toda organización, una disciplina adecuada y un respeto correcto a la jerarquía, pero sobre todo nos damos cuenta lo innecesario que es tener un reloj, cuando hay un compañero corneta y un código de melodías que instintivamente te conducen a despertar, a formar, a comer, a pasear, a dormir y cualquier otra actividad de la vida diaria, creo que de aquí salio la idea de los móviles con politonos.

También aprendes lo importantísimo que es recoger las hojas secas de los jardines para evitar que el viento las lleve a sitios inadecuados, que las maderas hay que cuidarlas semanalmente, para que no degeneren, que haciéndolo todos a la vez en un zafarrancho, se reduce un poco la sensación de estar haciendo el tonto.

Pero una vez asumes todo esto, la tranquilidad se va instaurando en tu cuerpo, y entonces comienzas a apreciar poco a poco, lo realmente importante que nos va a enseñar el paso por esta compañía.

Empiezas a apreciar los maravillosos parajes que nos regala la naturaleza, lo disciplinados que eran los numerosos animales que nos hacían compañía y nos ayudaban, lo bien recibidos que éramos por las gentes del lugar, a pesar de ir vestiditos todos igualitos.

Te das cuenta, que el esfuerzo que supone recorrer las montañas a diario, dando aun muchos pasos una vez estas convencido de que es imposible seguir, se traduce en poder llegar a cotas insospechadas, y a una sensación maravillosa de que somos capaces de cualquier cosa que nos propongamos.

También valoras que el esfuerzo físico, el empeño y todos los medios técnicos que te puedan facilitar, no sirven si no van complementados con unos conocimientos, tanto teóricos como prácticos, que aprendíamos en las soporosas clases de la tarde, en las subidas diarias a la montaña, en los cursos de escalada y de esquí, etc.

Aprendes que unas veces eres capaz de vencer a la naturaleza, pero respetándola, y que otras veces la prudencia debe hacerte renunciar, y no pretender heroicidades demasiado arriesgadas.

Es luego en las maniobras, donde poniendo en práctica todo lo aprendido, consigues objetivos insospechados hasta entonces, y empiezas a generar ese orgullo sano, que te acompañara toda la vida y conseguirá que te valores a ti mismo, pero por los retos realmente conseguidos.

Es cuando te das cuenta, que cuando pensábamos que los mandos eran unos malvados, que nos imponían disciplinas caprichosamente, que nos exigían cosas imposibles, que lo llevaban todo al extremo, resulta que no hacían otra cosa que cumplir con su obligación y formar parte de ese gran equipo que es necesario, para conseguir cualquier objetivo, ellos lo aprendieron antes exactamente igual que nosotros.

Entiendes que cuando los sacrificios son grandes, se hace muy valiosa la diversión, las bromas, el desahogo, no siempre bien entendido, te das cuenta que seguramente por ello nos permitían licencias que sorprendían a otros.

También aprendes a soportar las injusticias, entendiendo que algunas de ellas tan solo son errores de personas, que le servirán para aprender, que otras solo surgían por inercia con poca reflexión, y que la convivencia a veces, exige un esfuerzo por aceptar otras formas de pensar y de vivir, pero sobre todo a saber perdonar.

Pero quizás, lo que a lo largo de nuestra vida, mas apreciemos de las sensaciones vividas, durante el paso por la compañía, es el valor que tienen esos pequeños detalles, que aporta la amistad y el buen compañerismo, cuando ves que todos los que te rodean, en algún momento concreto de apuro, sacan la mejor de si mismos y te prestan su apoyo, aun cuando ellos están tan mal como tu, llevándote la mochila durante un tramo, prestándote un utensilio de escaso valor material, pero muy valioso en sitos inhóspitos, dándote apoyo moral cuando mas lo necesitas, cuando estando en condiciones extremas, sientes la cercanía de los mandos y notas que galones y estrellas no tapan la calidad humana.

Pasados muchos años desde aquello, y haciendo un recorrido por lo vivido hasta hoy, te das cuenta que todo aquello que aprendiste, tanto lo objetivo como lo subjetivo, ha dejado marca en la trayectoria de tu vida, que no serias la misma persona si no te hubiera tocado aquel maldito destino, si no hubieras conocido a esas personas, incluso las que menos te gustaban, y que todos tenemos hijos o personas a nuestro alrededor, que a buen seguro les transmitiremos, parte de esta enseñanza tan necesaria en la vida actual.

Podíamos haberlo aprendido de los sabios filósofos, de los psicólogos, de los sociólogos, pero lo aprendimos en aquel cuartel, llamadlo ardor guerrero, sentido patriótico, o como queráis, yo prefiero llamarlo enriquecimiento personal.

Después de esta reflexión, entiendes como después de tantos años, alguien vio la oportunidad de aprovechar las nuevas tecnologías, para crear un sitio de encuentro, que requiere el esfuerzo constante de varias personas el mantenerlo, que la mayoría, cuando visitamos la pagina por primera vez, se nos escapa alguna lagrima, y algunos hasta lo reconocen, entiendes porque disfrutamos reuniéndonos por zonas, con personas que no conocíamos de nada, entiendes el porque, cuando aparece alguien que se siente agraviado, por el trato recibido entonces, nos esforcemos todos en convencerle, de que aprecie los buenos momentos vividos y lo aprendido, aceptando simplemente el resto, entiendes como es posible que después de tantos años,  y con un gran esfuerzo por parte de los organizadores, nos vayamos a reunir una cantidad importante de personas, que han vencido barreras tanto económicas como operativas para asistir, que otras tantas lo hayan intentado aunque no haya sido posible, entiendes que vayan a asistir parientes de compañeros tristemente desaparecidos, entiendes que se haya formado una asociación, también con esfuerzo de algunos y que otros muchos, estemos dispuestos a colaborar a largo plazo, para la subsistencia y todo es porque tenemos algo que conservar y nos sabe muy mal que se pierda.

No se, si habré conseguido expresarlo adecuadamente, pero estoy seguro de que sabéis de que hablo.

Estoy convencido de que este es el espíritu que va a predominar en el 1º encuentro en Viella y en los sucesivos, es por ello que propongo el primer brindis virtual, a cuenta de los que nos esperan.

Un abrazo muy fuerte a todos

Un “feliz navidad” muy especial

Queridos compañeros, seguramente lo que tocaba era poner en la página que nuestro presidente ha creado a tal efecto, un típico feliz navidad, o una de esas geniales frases que últimamente utilizamos a través de Internet o vía sms en el móvil.

En mi caso, he preferido transmitiros mis felicitaciones en esta pagina por un  motivo muy concreto, que el titulo empieza por “reflexión”, de esta forma os invito a reflexionar sobre cual puede ser la mejor forma de felicitar a las personas que queremos y nos rodean, en una época en que el que mas y el que menos estamos pasando malos tiempos, bien directamente o bien porque vemos a otros padecer, creo que es tiempo de plantearse como felicitar a cada persona, con un perdón sincero a quien hayamos podido perjudicar o dañar, con ánimos a quien esta hundido, con una ayuda a quien lo necesita, con un consejo a quien esta desorientado, con un poco de compañía a quien se encuentra solo, en resumen en tiempos de escaseces materiales, tenemos la oportunidad ideal para darle valor a lo mas precioso que poseemos y que desgraciadamente a menudo nos olvidamos de utilizarlo, el gran tesoro humano que tenemos dentro.

No penséis que quien os lo dice precisamente da ejemplo de ello, pero quizás por eso lo escribo, para obligarme un poco a cumplirlo.

Un abrazo muy grande a todos

Antonio Galvez