Reflexiones.

La verdad es que he sido un poco gamberro al hacer la descripción de los veteranos. La hipérbole ha servido para que los demás se puedan poner en el pellejo de un conejo y entender lo que se sentía. Cuando me incorporé a la compañía los soldados que estaban allí, llevaban un uniforme caqui que comparado con los buenos uniformes verdes que traíamos los nuevos dejaba bastante que desear. Poco a poco se fue sustituyendo, pero hubo un periodo en el que íbamos de dos colores. La gran revolución de la moda en el vestir fue el hidrofugado (hasta que se mojaba, claro), el uniforme que usamos todo el invierno. Era una ropa cómoda y caliente.

El aspecto de la tropa era muy bueno. Mirad por ejemplo la foto «Desfilando como escaladores» de las fotos de Alba, que es del verano del 82. ¿A qué profesional no le habría gustado estar al frente de una sección como esa?

Hay que tener en cuenta que a la compañía llegábamos personas de lo más diverso y por supuesto que a cada uno le pasaba la película de una manera totalmente distinta. Quiero decir que la percepción de los acontecimientos era distinta según el carácter del indivíduo en cuestión. ¿Se me ha entendido? 🙂 Si no es así, por favor decídmelo que lo explico otra vez. Vale de cahondeo. Seguimos.

Para personas como nuestro amigo Carlos el ingreso en la compañía era una cuestión de vocación y ansia de superación personal, o así lo he interpretado yo. Para muchos otros, por el contrario, la mili era una putada, y el destino a una unidad tan dura, una putada doble. Así que al lado de los voluntarios había indivíduos muy resentidos. Cada uno se adaptaba como podía, y unos pocos no se edaptaban nunca. De hecho, creo que la mayoría no van a aparecer por aquí. ¡Ojalá me equivoque!

En general, los conejos de mi reemplazo no se pueden quejar demasiado de los veteranos que tuvimos. Claro que nos volvieron locos, pero casi siempre nos gastaban bromas bastante sanas, como la tontería de la gorra en la cantina, o los concursos de baile; o los desfiles por la nave con las botas, los calzoncillos marianos, la camiseta de deporte y la gorra puesta con la visera al revés; o los ataques aéreos, en los cuales había que meterse debajo de las camas para resguardarse. Por cierto que estos ataques aéreos iban seguidos invariablemente por un terremoto, que provocaba que hubiese que subirse a las taquillas para sujetar el techo. A su vez cada terremoto iba seguido de otro ataque aéreo, y así sucesivamente… -Durante un episodio de estos, estando yo debajo de mi litera, me acuerdo que veía debajo de la cama de enfrente a un compañero que se llamaba Castrillo que tenía un ataque de risa tan grave que parecía que le iba a dar una congestión. Por cierto que nos contagió la risa a todos y acabamos llagas y conejos revolcándonos por los suelos en una bacanal de carcajadas. Pero después del toque de silencio se respetaba mucho el descanso.  Aquello era la CIA EE y a la mañana siguiente había que dar el tipo. No ocurrió lo mismo con alguno de mis compañeros de reemplazo que sí que intentaron gastar bromas pesadas, aunque el asunto se cortó rápido dado el buen juicio de la mayoría. Cosas como meter a un conejo en la taquilla y echarlo por las escaleras, nada de nada.

¿Y cómo me fue a mí? Pues yo era uno de los tíos más ácratas que podría haber generado el Madrid de la época de la transición (o de la movida o de lo que fuera). En principio, aquello de la mili no era para mí. Curiosamente en las entrevistas de selección que nos hacían en Sanclemente contesté de tal manera que no tuvieron más remedio que mandarme a Viella (yo era muy aficionado a esquiar y a subir al monte). Salí lo más airoso que pude y sobreviví gracias a la compasión de los mandos y sobre todo gracias a mis compañeros. En cuanto me dieron la blanca puse pies en polvorosa y desaparecí de allí volando, no fuese que se arrepintieran y me hicieran volver. En general, creo que fui un tío bastante legal. No tuve casi arrestos (dos días, dos, que pasé de guardia, así que nunca laboré horas extras). Tampoco puteé a nadie y si le llegué a hacer daño a alguno fue sin querer.

Desde luego que la CIA EE no era para mí (eso me creía yo). Sin embargo aquí estoy, veintiocho años después. He encontrado este blog haciendo una búsqueda en Google: ¿A que no sabéis qué palabras escribí en el cajetín de búsqueda? ¿Y por qué? Desde que he empezado a leer este blog me he sentido como si estuviese en mi casa, acompañado, de militares profesionales y de otros que fueron soldados de reemplazo, de mis amigos y de mis iguales.

Y ahora viene lo mejor:
EJERCICIO.
Responder a la siguiente pregunta: ¿A qué se debe la metamorfosis del presunto púa Gonzalo Collar? Razone la respuesta.
(Máximo 20 xpinkels. 1 xpinkel= 128 swinkels).
Advertencia: Los que respondan «porque te estás volviendo viejo» o «porque eres un sentimental» y otras trivialidades equivalentes tendrán UN CERO, o algo peor según el día.

8 comentarios en “Reflexiones.

  1. se pueden plasmar sensaciones de una forma tan sencilla y a la vez que quien las recibe, pueda realizar un juicio de valor que no difiera un ápice en su experiencia personal..?……..Muy bien Gonzalo……..una reflexion llena de cordura y en la que muchos nos vemos reflejados…..Gracias.!

  2. cuanto me gustaria que a mi hijo algien le tirase el camastro al suelo os aseguro que no me enfadaria …a todos estos niños de 20…22 años los mandaria …solo un mes a viella ..con el capitan artigas …la mayoria de ellos estan desorientados y a falta de un toque de disciprina…..vasta de burger….y mas perolas de empedrao …como el que nos hacia nuestro matamala….lentejas…judias…garbanzos….arroz..papas…joder cuando llegamos del tiro….como entraba eso…y con nuestro querido roquetas……..escalada completa…y luego al paf 13…..joder que recuerdos y asi dia a dia nos hicimos hombrecitos ….toconazos

  3. Pues Gonzalo, que quieres que te diga. Me veo bastante retratado a mi mismo en tu reflexión, solo que la milicia si era para mi, de echo me fuí corriendo pero hubiera vuelto de la misma forma (mi mujer se enfada cuando lo digo, pero licenciarme y no reengancharme o quedarme en el valle, es de lo único que me arrepiento en mi vida, dice que no nos hubieramos casado y yo le contesto que ¿Quien sabe?).
    Fuí un soldado bastante solitario pero extrovertido, procuraba no meterme en lios con mis veteranos y no provocar enfrentamiento con mis compañeros, pero tampoco consentia los abusos a mis conejos, (por lo menos en mi presencia). Como ya he comentado anteriorente por ahí, yo «bromeaba» con mis conejos y nos reiamos todos y si no nos reiamos, se acababa la «broma». (si no es así, que lo digan ellos)
    Tal vez y solo tal vez hice daño a alguien, desde aqui pido perdón pero tiene que saber ese alguien, que fue sin intención de hacele daño.
    Quizas mi soledad se debiera, a que no fuí ascendido a cabo en su momento por discrepancias con mi teniente (echo irrefutable) y por consiguiente no llegué a cabo 1º.
    Solo tube 22 días de arresto, 85 guardias de soldado y tres en funciones de cabo (puedo presumir de ser uno de mi reemplazo que tubo menos arrestos, aunque mis arrestos fueron por bocazas e intentar «bromear» con el teniente y todos siendo veterano).
    Al ejercicio que planteas, pues prefiero acogerme a la quinta enmienda, por que diga lo que diga será erroneo, ¿A que si?.
    Un saludo amigo.

  4. Gonzalito, corazón IMPOSIBLE DE SUPERAR LA EXPLICACIÓN.
    !!!Lo veis conejazos¡¡¡, el mejor remplazo que jamásssssss pisara Viella y ya vereis cuando aparezan más.
    HOMBRE DE POCA FÉ, tranquilo que apaeceran todos.
    Lo hecho hasta ahora, sin publicidad ni apoyo de nadie. SÓLO DEL ESPIRITU DE VIELLA.
    Saludos legionarios y fuerte golpe de talón.

  5. Esta claro, el destino nos unió para siempre en esta fabulosa Cía, viniéramos de donde fuera y por el motivo que fuese. Aquí estamos otra vez!!! Vivan los Esquiadores Escaladores de Viella!!!!!!!!!!!!!!!!!

  6. Gonzalo, tanto como me han hecho reír tus «Recuerdos…» me han impresionado tus «Reflexiones…» son insuperables y creo que aciertas al cien por cien.

    Me voy a aventurar y responder a tu pregunta…

    El cambio creo que se debe a que, una vez perdidos, echabas de menos a tus compañeros y amigos; a tus mandos y su ferrea disciplina que te facilitaba las cosas; a un tipo de vida dura que al hacerte superar cada día aumentó tu autoestima hasta donde nunca lo creiste posible; a que, a todo eso, se unía un entorno inigualable como es el Valle de Arán y por último, a que la naturaleza humana es tan sabia, que una vez pasados, sólo recuerda los buenos momentos y de esos, en Viella, todos tuvimos muchos…

    Un abrazo, amigo.

  7. Todas estas bromas que cuento estaban tramadas y sufridas por chavales de veintipocos años. ¿Qué esperan ustedes? Tampoco se prolongaban más alla de la segunda semana después de la llegada de los nuevos, salvo alguna excepción. El ritmo frenético nos ponía en nuestro lugar bien pronto. Por otro lado, estoy seguro de que por parte de la dirección de la compañía no se habría permitido que nadie se extralimitase. Si hubiera sido así, lo habría pagado muy caro. Lo sé porque viví algún caso y el que se pasó lo pagó, dando con sus huesos en el calabozo.

    Por supuesto que el ejercicio propuesto también es una broma, como todo, pero es que si no hacemos así las cosas la vida sería muy triste.

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