COMENTARIOS NOTABLES…

En esta página podemos colocar aquellos comentarios que nos toquen profundamente…

Quiero empezar la serie con el siguiente comentario…

Pino Dice:
10 Octubre 2008 a las 9:46 pm.

Lo que está muy claro es que a este individuo (desde luego no es ni mi camarada ni compañero ni amigo) al final le ha venido muy bien conocer la Cia EEEE de Viella. Porque a cuenta de decir que pasó por ahí, ahora consigue que hablemos de él, y que su novelilla recoja una publicidad que no merece.
Nunca, jamás, he soportado a los resentidos. Nadie sabe, salvo el que suscribe, lo que tuvo que penar un volunta en Viella. Lo que me pueda contar esta persona, o lo que pueda testificar a su favor “nachoelvolunta” me suena a música celestial. Si un día me alegré por encontrar esta sitio, fue por comprobar que lo que viví en esa unidad no era un sueño, ni una historia de batallitas. Y el día que decidí presentarme en Viella, lo recuerdo muy bien. Os aseguro que en ningún momento pensé que me presentaba para “esquiar gratis”. Lo siento, pero no puedo por menos de expresar mi más profundo desprecio y repugnancia a los que allí llegaron con esa idea, y cuando se vieron desengañados, no han dudado en extender su propia frustración y mísera pequeñez a todo lo que los demás conocimos, amamos, y respetamos.
Este que suscribe, conoció en Viella a presidiarios, señoritos de Barcelona, a palleses y labradores, a orates, sabios, ingenieros, físicos y fontaneros, a canallas de la peor especie, y a excelentes personas. Aprendí en Viella a conocer a cada uno. Me siento muy raro cuando algún querido púa cuenta aquí que se licenció siendo un maula y con 20 días de arresto. En casi dos años, os aseguro que no cometí ningún delito ni falta grave, no me fumé ninguna guardia, no deserté, no me achiqué en ningún momento… y os aseguro que en mi recuento a de días de arresto, no soy capaz de bajar de los 250. El primer arresto se me vino encima el primer día en Viella, por tirar una colilla. Al final, me arrestaban porque estando de cabo de cuartel, encontraban una colilla en un rincón del patio.
Para que me dieran los galones tube que ser siempre el primero. Eso me costó perder 20 kilos en 2 meses, y soportar la ira del veterano que había dejado atrás durante la marcha.
Pude haberme hecho el demente, como otros hicieron.
Pude haberme venido abajo y dedicarme a terminar mi mili en el cala rodeado de porros y podedumbre, como otros hicieron.
Pude haber agachado la cabeza y dejar que los días pasasen sin que nadie se percatase de mi existencia, como muchos hicieron.
Pero yo no me había presentado voluntario para nada de eso. Lo único que ese pinito verde, ese imberbe volunta de madrid podía tener a gala, era no perder su dignidad. Y cuando yo cantaba lo de “y el modo en que ha de ser es ni pedir ni rehusar”, había decidido que así debía obrar yo.
Y cuando me fui a 800 km de mi casa para jurar, sin que nadie me lo hubiese obligado, que defendería a mi patria con mi sangre, decidí que no podría sentirme digno di no me tomaba el juramento en serio.
Como os he dicho, conocí mucha gente de muchos tipos. Oficiales que honraban su uniforme todos los días, y a pesar de contemplar mi “inmaduro ardor guerrero”, intentaban no decepcionarme demasiado, cual el padre que no quiere que su mocoso le pille en un renuncio.
Conocí también a alguno al que el uniforme le vino siempre grande, y debía dar gracias a Dios todos los días porque un conejo ardorín le enseñara dignidad.
No me toquéis la fibra, yo sé de qué habla este tipejo.
La diferencia entre él y yo, es que yo aprendí a ser mejor, a hacer cosas que nunca en mi vida había hecho, y que no he tenido la suerte de repetir. Y aprendí a saber lo que es un camarada, y a perdonar a los que me hicieron daño. Y este pobrehombre, no ha sabido hacer nada mejor para ganarse un comentario, que poner al descubierto su propia indignidad, culpando de ello a la corte celestial.

Lo dije hace ya tiempo: tengo un par de cuentas por saldar con otros tantos miserables que conocí en Viella. Pero ese es mi problema. Por lo demás, sólo tengo una gran alegría por haber encontrado en este sitio a camaradas, unos conocidos, y otros que bien pudieran haber sido yo mismo. Y un inmenso orgullo por haber servido durante 22 meses en Viella.
Así que ¿qué puedo decir de este personaje, supuesto autor de una supuesta novela?Pena por él mismo, por saberlo tan poca cosa, irritación por comprobar que basta con envilecer una experiencia que todos conocemos, para sacar 2 líneas de gloria en un periódico provincial de distrioución gratuíta: y pena y preocupación porque dediquemos una sola palabra a promocionar las letrillas de este caradura resentido.

Pino Dice:
31 Octubre 2008 a las 12:28 am

Cuando veo estas fotos, las de Ponz, o las de Carlos, o las de Marco, o las de JL, veo cosas distintas, pero sobre todo, veo que en esencia, son fotos idénticas.Nadie que no haya servido en Viella puede entender esto.
Y por eso es tan difícil, por eso es tan importante que nuestra unidad no caiga nunca en el olvido; por eso estamos aquí, ¿no?
Recuerdo momentos muy duros, en los que el mando apretaba las tuercas hasta hacer silbar todas las válvulas de seguridad. Las maldiciones, los juramentos y las amenazas veladas subían a velocidad pasmosa… pero al final del día, ahí estaban los esquiadores, rotos, machacados, castigados, y en fin, en pie.
Hace ya muchos años que marché de Viella, pero desde entonces, sueño con esa hilera desafiando la misma montaña,con un guión orgulloso al frente y unos hombre orgullosos detrás. Como si de la Santa Compaña se tratase, en sueños me llama repetidamente a unirme a ellos para siempre. Siempre me despierto llorando, porque sé que nunca volverá este triste saco de despojos a ser lo que fue, pero sé con absoluta certeza que ya no podré separarme de mi Compañía.
¡Dios, cómo desearía volver allí si soldado hubiera de volver a ser, Dios, qué mando hubiese soñado tener mejor tropa!

Iranzo85 Dice:
1 Noviembre 2008 a las 5:36 am

Pino, esos son unos sentimientos muy nobles, tan nobles como la montaña o como la Compañía en la que servimos. Es posible que, como ha dicho alguien por el blog, la dureza se fuera suavizando con los años (las personas, y las instituciones, se van refinando poco a poco), pero a todos, o a casi todos, los que pasamos por allí, soldados de los diferentes reemplazos y militares profesionales allí destinados, la Compañia, de alguna manera, nos transformó con sus valores, como el del honor, el del respeto o el de la lealtad, valores que yo hecho en falta en la sociedad en la que vivo. Creo que ésta es la razón por la cual me atrae tanto recordar aquellos tiempos (y sólo fueron once meses), porque allí se respiraba un aire limpio y puro y aquí ese aire está contaminado.
No dudo que ésta sea la sociedad menos mala en la que vivir, pero aquí impera la ambición y el egoísmo. Esto es como una gran carrera en la que lo único que importa es llegar a la meta sea como sea, aunque tengas que ponerle a alguien la zancadilla o pegarle un empujón para quitarlo de enmedio. Aquí vamos todos muy deprisa, sin mirar por donde pisamos, estresados perdidos, sin tiempo apenas para vivir ni para hablar, y pensando sólo en cómo pagar todos los recibos y letras que se nos vienen encima. La televisión es el fiel reflejo de nuestra sociedad, y en ella se grita, se discute acaloradamente, se miente con descaro, se insulta, se ridiculiza, se habla mal… Los políticos mienten, tergiversan, manipulan, se burlan unos de otros y, luego, nos fríen a impuestos sin que nunca tengan bastante. Estamos atrapados por la sociedad del consumismo y del bienestar (pero ¿qué bienestar?) en la que lo único que importa es tener dinero para adquirir muchas cosas o, simplemente, tener mucho crédito en los bancos para que te den dinero cuando ellos quieran y cuando no quieran no, y aquéllos valores, que para mí son los únicos por los que merece la pena luchar, no aparecen por aquí ni por asomo. A veces me pregunto cómo estaremos educando a nuestros hijos, si les estamos enseñando a ser personas rectas de verdad o si sólo les estamos enseñando a cómo sobrevivir en una selva repleta de depredadores; y mucho me temo que lo que hacemos es lo segundo.
En fin -y perdonarme por esta pequeña disertación, pero es que he tenido un mal día, je,je- lo que quiero decir es que yo también sueño con aquello y, a veces, también me siento llamado nuevamente a filas (tú lo expresas con mucha poesía y de forma admirable, Pino), y es porque aquella Unidad derrochaba nobleza. Era una Unidad muy pequeña, con pocos efectivos, posiblemente -y sólo digo que posiblemente- en una guerra de verdad nos hubieran barrido de un soplo, pero lo importante era que nos lo creíamos, creíamos ser los mejores -y lo éramos ¿qué coño?- porque en nosotros había calado muy profundamente esa creencia y había arraigado el orgullo de pertenencia al grupo (a mí me llenaba de orgullo regresar al cuartel al mediodía corriendo, todos con el casco puesto, sudorosos, agotados y cantando), orgullo de pertenecer a un grupo de personas nobles que, además de la bandera de su país, hacían también ondear la otra bandera que ya he mencionado: la del honor, la lealtad, el respeto y el compañerismo, una bandera que ahora, por desgracia, no veo ondear por las calles de mi ciudad.
Por eso recuerdo, sueño y lloro. ¡Viva por siempre la CIA. EE!
Un saludo a todos.

Josemaría Ponz Dice:
1 Noviembre 2008 a las 3:06 pm

Amigo Iranzo: ¡Si supieras como me identifico contigo en lo referente a la necesidad de los valores en la sociedad! Los valores son lo propio del bien, por ello siempre que veamos una buena acción, encontraremos – si buscamos – un valor tras ella.
No es que haya crisis de valores, lo que existe es una crisis de valoraciones. Los valores permanecen siempre, son las personas las que no saben o no quieren vivir con ellos.
Contribuye a esta desorientación la gran manipulación existente, especialmente a través de esa caja tonta que mencionas, que está convirtiendo las mentes en algo vacío de realidades importantes.
Seguro que habrás escuchado en alguna ocasión que el mal hay que ahogarlo en abundancia de bien. No te desesperes pues por el egoísmo que veas a tu alrededor y sigue siendo generoso. No te inquiete la ambición desmesurada y busca esa “honrada ambición” de la que posiblemente alguien te habló en la Cía de Viella.
Efectivamente se escuchan demasiados gritos, cuando de lo que se trata no es de vivir gritando, sino de vivir en voz alta, como decía Zola y que entiendo supone vivir de tal modo que quien esté a tu lado se contagie de ello. Esa podría ser una de las claves de la Compañía de Esquiadores: el contagio de las ilusiones que podía, y puede, más que todo lo demás.
Ojalá que todos los padres se pregunten, como tú, si están educando a sus hijos, a muchos por desgracia eso no les importa. No tienen presente que educar es ayudar a alguien a sacar lo mejor que tiene dentro de sí y todos encerramos infinitas posibilidades de mejora.
Sigue luchando, no te rindas, al final las grandes gestas son siempre resultado de un conjunto de gestos. Haz bien lo tuyo, los demás y sobre todo tus hijos lo verán y te imitarán.
Un abrazo

José Antonio Sánchez
2 Noviembre 2008 a las 2:51 am

“Amigos”, que dificil intentar compartir con vosotros reflexiones que me toquen profundamente, y no desentonar, sabiendo que carezco del dominio de la prosa, que Pino nos obsequia, asi como de la capacidad de redaccion, y de analitica contundente de iranzo, y ni que decir de la sabiduria de “nuestro ” teniente Ponz, pero, finalmente, la apertura de este espacio, nos va a llevar por un viaje, muy humano, intenso e interesante y sera un honor participar en el. Cuando aborde el autobus,que me llevaria a casa despues de haber recibido la tan esperada “BLANCA”, no sabia el vacio que me iba a dejar en el alma, tan dificil de llenar, nuestra compañia, hacia honor a su nombre, mientras permaneci en ella, experimente muchos estados de animo, fisicos y mentales, pero jamas la soledad, tampoco existian en ella plagas caracteristicas de la vida “normal” en la que hoy vivimos; egoismo, deslealtad, deshonestidad, pereza etc…, todos eramos muy jovenes y teniamos sueños diferentes, y ahora con el paso de los años, me doy cuenta de cuan equivocado estaba cuando renegaba y sostenia, con toda conviccion, que la mili me estaba robando la realizacion de mis sueños, sin darme cuenta que estar ahi era vivir un magnifico sueño, que no habria de olvidar jamas, que aportaria a mi vida en muchas ocasiones el temple y la capacidad para enfrentar las batallas del mundo “real”, en el que, como entonces, luchas contra un enemigo que no ves (en el caso de la mili gracias a Dios, en la vida “real”, que tristeza). He tardado 23 años, para poder finalizar el proceso,que me permita rellenar el vacio, con el que me fui, aquella tarde que abandone la compañia, ya lo habia ido llenando, con los valores por todos aprendidos, que en mi caso reconozco, por momentos no los aplicaba, pero solo hasta ahora, que regreso a mi pais, despues de tantos años, y me reencuentro con vosotros, con mi “COMPAÑIA”, puedo por fin cerrar el ciclo, y llenar ese vacio con lo unico que se puede llenar y me dara paz “ORGULLO”, infinitas gracias a Dios y a la vida, por haberme dado la oportunidad,de vivir aquello, antes de convertirme, en los despojos que atinadamente nos menciona pino. «UN TACONAZO, CON TODO EL ORGULLO LEGIONARIO»

Joaquín Bermejo Dice:
16 Noviembre 2008 a las 3:51 pm

Jo…er y ahora yo que escribo, en líneas generales lo habéis dicho todo. A Pino; no sé a qué novela y a quién la escribió, tampoco te conocí pues yo llegué el 30 de agosto de 1984, pero todo lo que he leído de tu fabuloso artículo lo suscribo. Yo no fuí voluntario, ni de captación del CIR, fuí para rellenar los huecos que faltaban y obligado; mi paso por San Clemente fué de lo más comodo pues a los pocos días de estar allí tuve que presentarme en Jefatura de Instrucción para servir allí haciendo planos y buracracía por mi condición de delineante, eso me ahuguraba una mili tranquila y relajada pues durante ese periodo de instrucción casi no aprendí ni a jurar bandera, pero no sé porque si ni porque no algo truncó ese brillante futuro en mi “carrera militar” y me llevó a servir en esa maravillosa Compañía, ésto lo digo ahora con el paso del tiempo, pues en aquel momento se me cayeron todo los palos del sombrajo cuando un Teniente, bajito y andaluz, de la 6ª Cía 1º Bon de San Clemente me anunció que mi destino sería la Compañía de Esquiadores Escaladores de Viella, División de Montaña Urgell 4. En aquel entonces yo ya tenía referencias de aquel inhóspito lugar pues un amiguete estuvo en el 79-80 y preveía lo que se me avecinaba, cuantas veces maldije no haberme apuntado a los paracas o a la legión pues hubiera hecho lo mismo y además hubiera cobrado unas 18.000 pesetas de entonces en lugar de las 727 que cobrabamos. Pero el 22 de agosto de 1985 cuando en companía de mis padres que me fueron a recoger salí por la puerta del Cuerpo de Guardía con la blanca en el bolsillo cuantas lágrimas derramé, esta vez a diferencía de las derramadas durante mi paso por la Compañía, unas veces de rabía, otras de impotencía, otras de agotamiento y de sufrimiento eran de tristeza y de pena pues en esos muros, a parte de dejar mucho esfuerzo y muchos kilos, cerca de 20, dejaba un espíritu y una fortaleza que no he vuelto a encotrar en la vida amén de que mi mochila personal la cargué con tal cantidad de valores que cuadruplicaba la mochila que portábamos en las maniobras y que me han servido para saber afrontar el resto de mi vida. Doy gracias porque se me truncara esa relajada vida militar en San Clemente y agradezco profundamente los valores, esfuerzo, sacrificio, afán de superación, sufrimiento, etc. que se me inculcaron en ese rincón de sana milicia. Efectivamente allí concurrimos gentes de diversos estratos y condición y creo que salvo algunas excepciones que casi todos habremos olvidado y perdonado, ¿o no? todos aprendimos muchas cosas buenas y encauzamos nuestras vidas por el camino recto. En mi agradecimento personal tengo que citar a D. Emilio Ontiveros López, por su gran paciencia e inestimable ayuda y conseguir hacerme cabo, con lo que ésto allí representaba y significaba, pues yo era un viejo de 20 años con una forma física que era una ruína y muchos kilos de sobra; al TTe. Farré por no arrestarme cuando llegaba en el furgón de cola a más de diez minutos ya fuera en las marchas o en los cross de educación física, a Alfredo Arrojo Rodriguez, a Jose Antonio Martinez Trompeta, a Francisco Jose Pinelo, a Martinez “el calderas” por escaquearme de los veteranos y a tantos que tanto me ayudaron, muchas gracias a todos y al espíritu de la Compañía.
UN TACONAZO MUY FUERTE Y SALUDOS PARA TODOS LOS QUE POR ALLÍ PASARON. LEGIONARIOS A LUCHAR, LEGIONARIOS A MORIR. PRESENTES!!!!!!!

3 comentarios en “COMENTARIOS NOTABLES…

  1. Relatos que te atrapan,algunos …directos …..cargados con la fuerza de de las vivencias,de un verdad salida de dentro de uno mismo……sencillamente genial!!

  2. Buenas noches

    Bueno compañeros hay va una reflexión que me hecho durante muchos años.
    Un día de primeros de Julio del año 84 un chaval de 17 años se baja de la Alsina y Graells en un preciso valle sobre las 7 u 8 de la tarde se pregunto “Que estoy haciendo”.
    Al día siguiente eran las pruebas por lo que tenía que buscar alojamiento para el día siguiente, (Cuando miro a mi hija con un año menos y se lo explico allí mismo se me ponen los pelos de punta). Bueno siguiendo con mi historia los veteranos la siguiente noche intentaron asesorarme amablemente de lo que estaba apunto de realizar nunca me arrepentí de lo que hice es mas siempre me e sentido orgulloso de ser miembro de la Cia.EE.EE.

    Creo que todas la vivencias con mis compañeros para mi todos por igual mandos y soldados las aventuras vividas las experiencias, la responsabilidad depositada por mis mandos en mi, todo esto creo que me hizo un gran persona para el resto de mi vida.

    Un saludo, para todos los miembros que sirvieron en la Cia. EE.EE

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