Palabras tan sentidas y que albergan tanto orgullo como las que pronunció el comandante del estado mayor y el gobernador, hoy en día no se escuchan.
Esos valores que representaba el ejército en aquellos días y que eran el exponente maximo de la justificación para el mantenimiento de un ejército ante los pacifistas y futúros objetores de conciencia, ya no resuenan en los oidos de nadie.
Esa comunión entre el pueblo y las tropas, casi imperceptible, pero que nadie podía negar que existiera, ya no se bendice.
Y ese reconociminto al deber cumplido, duro deber en ocasiones, pero necesario de cumplir, hoy en día se ha transformado en abucheos y descreditos por parte de algunos ciudadanos sectarios y sectaristas, comunes a algunos pilares de corrupción de nuestera sociedad moderna que piensan que en una democracia, no hay sitio para un ejército o simplemente tienen miedo, al desconocer ese mundo de sacrificio y entrega desinteresado.
En fin, desde estas humildes palabras quisiera brindar el homenaje merecido a aquellas tropas y civiles que se ofrecieron para acudir al rescate de quien lo necesitó. Y aunque con 37 años de retraso, mandarle a las familias de los dos montañeros mi sincero apoyo y reconocimiento.
Dios los tenga en su seno.
Palabras tan sentidas y que albergan tanto orgullo como las que pronunció el comandante del estado mayor y el gobernador, hoy en día no se escuchan.
Esos valores que representaba el ejército en aquellos días y que eran el exponente maximo de la justificación para el mantenimiento de un ejército ante los pacifistas y futúros objetores de conciencia, ya no resuenan en los oidos de nadie.
Esa comunión entre el pueblo y las tropas, casi imperceptible, pero que nadie podía negar que existiera, ya no se bendice.
Y ese reconociminto al deber cumplido, duro deber en ocasiones, pero necesario de cumplir, hoy en día se ha transformado en abucheos y descreditos por parte de algunos ciudadanos sectarios y sectaristas, comunes a algunos pilares de corrupción de nuestera sociedad moderna que piensan que en una democracia, no hay sitio para un ejército o simplemente tienen miedo, al desconocer ese mundo de sacrificio y entrega desinteresado.
En fin, desde estas humildes palabras quisiera brindar el homenaje merecido a aquellas tropas y civiles que se ofrecieron para acudir al rescate de quien lo necesitó. Y aunque con 37 años de retraso, mandarle a las familias de los dos montañeros mi sincero apoyo y reconocimiento.
Dios los tenga en su seno.