Pablo Roca (81-82) Lo que recuerdo

Soy Pablo Roca de Coruña, 1º del 81. Serví en Viella desde Marzo de 1981 a Marzo de 1982

En primer lugar pedir disculpas porque mi memoria no es buena, no me acuerdo de casi ningún nombre, y creo que tengo ciertos acontecimientos distorsionados, por lo que agradeceré correcciones a mis errores. En segundo lugar no entendáis ciertos comentarios como peyorativos hacia otras unidades, al final ni éramos mejores ni peores, estábamos todos conviviendo allí. Empezamos …

Desde joven (12 años) he esquiado y de siempre me gustó la montaña. Por lo que cuando me tocó ir a la mili mi elección mas lógica fue decir «pues me voy a una compañía de esquiadores», ya los había visto varios años en Candanchú y prefería eso a tener que barrer con una escoba y contar cuantos «Aplausos» me quedaban, si, en mi entorno la mili se contaba por el número de programas «Aplauso» (un programa de baile que debía ver todo el mundo menos yo) que te quedaban.

Viendo que me tocaba la región militar de Cataluña, busqué si había una unidad de esquiadores y ahí encontré la Compañía de Esquiadores Escaladores de Viella. «OK, perfecto pues ahí iré»

Por lo que leo en este blog (espero no equivocarme) Fernando Cobo (el hombre de la radio PRC), Manuel Ledesma fueron llagas mías, Fontecilla, Reinoso, Jorge Riesco, y Ramón Negueruela compañeros de reemplazo (hola!) y Cesc Solé, Gonzalo Collar, Santiago González, José de la Torre, Miguel Campo, Antonio Gálvez, Matamala? y Enrique Fraguas conejos míos. Espero que me rectifiquéis aquí si tengo algún error, gracias.

CIR 9 SAN CLEMENTE

El viaje desde Coruña a San Clemente de Sasebas lo hacía en el antiguamente famoso tren Shangai, un viaje infernal, de unas 30 horas, pero donde conversabas con personas de todos los tipos y lugares. En verano el trayecto en tren era increíble, a pesar de tener plaza en segunda clase, yo me largaba a tercera clase que era donde estaba la gente cantando y tocando la guitarra, vaya juergas.

Ahí nos bajamos en San Clemente como cosa de una docena y nos pasaron a tomar nota

«Nombre?»

«Pablo Roca Rozas»

«Anda .. fulanooo! mira otro gallego más». Los gallegos somos como una mafia, nos juntamos allá por donde estemos. Imagino que es el instinto de protección de la manada.

«¿Tienes carnet de conducir?» me preguntan. Muchísima gente quería sacarse por la patilla el carnet de camión en la mili.

«No», miento yo (me negaba a estar de chofer)

«¿Sabes escribir a maquina?»

«Ni zorra» Otra mentira mas

«¿Que sabes hacer?» me sigue preguntando, a ver si el inútil que aparentemente era yo era de alguna utilidad

«Esquiar»

«mmm .. ¿Esquiar? No, eso no lo voy a poner»

(¿Como que no? pedazo de cabrón, me cago en tus muelas, yo SOLO sé esquiar y así me mandáis a Viella que es lo que quiero)

«¿Porque no lo quieres poner?»

«Porque te tocará un cuartel muy jodido y las vas a pasar putas» me dice como si me hiciera un favor

«Sin problemas, yo quiero esquiar y quiero ir»

«Chicos!!! aquí hay un loco que quiere ir a Viella, se va a cagar» dice riéndose. Risas generalizadas. En días sucesivos me señalaban y decían «ese es el loco que quiere ir a Viella»

Joder, al fin me apuntó, ala listo, vamos a mi cuarto, de camino nos dicen que la piscina está arrestada porque uno borracho se tiro estando vacía (hay que joderse)

No recuerdo cuanto tiempo estuve en el campamento, pero vamos lo habitual de todo el mundo. Los fines de semana la gente se marchaba a Cadaqués o por ahí de paseo, pero como yo andaba sin un duro me quedaba en el cuartel, ¿A donde iba a ir sin dinero? Pues nada a vaguear en el campamento.

De vez en cuando venían de las diversas unidades a reclutar a voluntarios de reemplazo, solo recuerdo que vinieron los paracas y la gente de Viella, donde me apunté encantado.

Mucha instrucción de marcha, algo de tiro y nada en especial hasta que nos sucedió el episodio de la granada en clase

CIR 9 SAN CLEMENTE – NOS EXPLOTA UNA GRANADA EN CLASE

Un teniente (no me acuerdo su nombre) Nos estaban explicando los tipos de granadas (ofensiva, defensiva), sus partes, etc. y va el teniente y coge una granada Expal defensiva y saca la anilla y sigue su charla, al momento los de las primeras filas avisan .. “sale humo, sale humo …” el teniente ni corto ni perezoso coge la granada y va hacia la puerta con la granada en la mano gritando “CUERPO A TIERRA”. A su lado estaba el cabo primero que le abre la puerta.

Como bien decís había fuera una compañía formada y al no poder tirarla fuera ambos se vuelven hacia la esquina y el teniente se pone la granada en el pecho y EXPLOSION!.

Nos caen en la cabeza trozos de fluorescente, un zumbido en los oídos que te cagas, un olor a carne quemada que aún recuerdo como si fuera hoy. Salidos todos aturdidos sin tener los cojones de mirar a la esquina y a la gente que se había allí congregado. ¿Pero que coño ha pasado? abortagados nos quedamos.

A la gente de nuestra compañía a raíz del incidente no queríamos hacer prácticas de granada y al final quedamos excluidos en el CIR de hacerlas. Recuerdo la jura de bandera, que cuando desfilábamos casi llorando de rabia, se lo dedicamos a nuestros mandos que sufrieron esta desgracia.

Al teniente en el desfile de las fuerzas armadas de ese mismo año 1981 le condecoró el rey. Al final perdió las dos manos y le tuvieron que hacer injertos en el colon, lo que le pasó al cabo 1ª pues la verdad que lo llegué a saber.

EL CUARTEL DE VIELLA

Otro viajecito largo en tren, paramos en Lérida y como unas dos horas y media de bus hasta Viella, pasamos Pont de Suert, el paisaje cada vez se iba haciendo mas agreste y montañoso … que bueno, es a donde quiero ir … A la montaña!

Viella era un pueblecito bien pequeño, el lugar no tenía duda. Me acerco al cuartel y veo a unos tipos barbudos, con las mangas remangadas gritando a gente que iba vestida de civil «CONEJOOOO VAS A MORIR!!» Ostia … ¿Que coño pasará ahí? me digo, pues nada .. ese es el cuartel y allá me acerco al puesto de guardia. Me sale otro barbudo con unas zanahorias en la mano y me dice VENGA CONEJO COME ZANAHORIAS .. Y PASO LIGERO. Pues así me fui a ver al cabo Furriel a por material y después a la camareta asignada, con el petate una zanahoria en la boca y corriendo como un cabrón. Joer, que impresión esta llegada. Llego a la camareta, gente entrando y saliendo a paso ligero, gritos, dejo el petate y otra vez a salir a correr por el cuartel. Esa noche creo que bien poco dormí.

Las novatadas no eran para tanto, el que hoy en día esté estigmatizado con las novatadas es que tiene un problema y se lo tiene que mirar. A unos los metían en las taquillas y echaban monedas «CANTA CONEJO», al cabo de un rato empezaban a golpes con la taquilla, otras tiraban los colchones a la nieve (una vez con uno dentro del colchón) por «culpa» de si era de verano o de invierno, en una ocasión subieron a una mula a las camaretas y había que besarla, aquí se organizó un cristo de los buenos. Me resulta curioso, que entre la gente de mi reemplazo los que mas se pusieron pesados a hacer novatadas a los nuevos fueron los que mas las sufrieron en sus carnes. Tengo que reconocer que algunos (muy pocos) no lo pasaron bien, pero a mi modo de ver eso quedó en mera anécdota.

La compañía creo que estaba dividida en dos secciones: la primera de armas y la segunda de servicios (cocina, oficina, …). En mi reemplazo me dijeron que querían convertir la compañía en un cuerpo especializado de élite, por lo que aparte de los voluntarios que fuimos de reemplazo y los voluntarios normales, los que eran obligatorios parece ser que eligieron a gente formada. Es decir para el botiquín estaba un médico y un ATS, en las oficinas dos abogados y dos economistas, en la radio dos ingenieros, a la cocina y a la lavandería mandaron a los canarios y había un paisano que le dijeron «Y tu que eres» el hombre respondió «ecologista», «pues nada, tú a las cuadras».

Se decía no se si era un mito, que Viella era un cuartel de castigo, y que a la gente que se portaba mal en el campamento (reyertas, drogas o cualquier folión) eran los que mandaban a Viella, no todos eran camorristas, pero los que hubiere iban para Viella. Por lo que nos planteaban a nosotros los CONEJOS un panorama estremecedor … ser CONEJO seis meses con unos veteranos de tomo y lomo. Al final, nada mas lejos de la realidad, y en todos los grupos LLAGA y CONEJOS había personas estupendas, estudiados o no, camorristas y de todo tipo.

Los mandos nos tocó al Teniente-Capitán Muñiz, mucho nos hablaron del mítico Jabato y de la clase y pasta excelente del Capitán Artigas (al cual no tuve el gusto de conocer). De tenientes estaban Santa María un tipo alto y con un vozarrón que te cagas, Manuel Martínez alias Nikima bajito de bigote y gafas, pero su aspecto físico no demostraba la mala leche que tenía dentro, a continuación al Alférez Alba, que llegó de novato, al principio lo vimos como un pistolo, como si se hubiera equivocado de lugar al escoger destino y se le veía perdido al principio manejando el material, después con el tiempo se demostró que era una bellísima persona y al fin y al cabo compañero nuestro que sufrió y disfrutó con nosotros las inclemencias de estas montañas del Valle de Aran. De sargentos Gregorio, Benítez y Anadón gente amable y cercana. La verdad que no sé decir en que sección y con quien estuve, podría ser de Alba, o de Santamaría pero no lo tengo nada claro.

Comentan en el blog que hicimos una queimada en el mismo cuerpo de guardia. La verdad creo que lo recuerdo (o será mi imaginación), pero si había una queimada, el aquí presente seguro que estaba en ella, jejeje.

SOY ENLACE

Como bien sabéis los que servisteis en Viella éramos 6 meses Conejos y 6 meses veteranos. En ciertos puestos los veteranos tenían la potestad de elegir a su sucesor. Como yo soy un tipo mas o menos alto (1.84) y no desfilaba mal me vino una LLAGA y me dijo:

«quieres ser mi CONEJO?» «Quieres ser gastador y desfilar?»

Yo le respondí «¿Y que ventaja tiene ser gastador?»

«Pues no harás guardias» me dice

Eso me convenció totalmente y respondí afirmativamente. En Viella creo que uno estaba de guardia una vez a la semana y cuando la gente se iba de maniobras tocaba guardia día si y día no. Mi llaga era un tipo muy calmado y una persona excelente.

De gastador, pues fuera de las horas de instrucción (y en las de paseo) nos pasábamos uno buen rato desfilando y aprendiendo a hacer molinetes, llevar el chopo en todo lo alto. Era agotador .. pero merecería la pena. Al final creo que en toda la mili hice tres guardias nada más. Nos convertíamos en soldados primera y nos llamabais «el peseta» porque cobrábamos una peseta mas (641 pesetas) que un soldado normal. Una de las tareas típicas de los gastadores era actuar de Vigilancia Militar VM por Viella, recogiendo a borrachuzos en los bares (primera parada en el Pub 13 claro) y a gente que se metía en broncas. Una ventaja de esto es que podíamos ir al cine gratis con la excusa de echar un vistazo a ver si había algún soldado, de vez en cuando nos veíamos una película.

No hacíamos guardias, pero si nos tocaban imaginarias creo que solo en la cuadra. Bueno, no era tan malo, porque a final solo eran dos horas cuando te tocaba.

Las tareas de enlace consistían en bajar todos los viernes a Lérida. A recoger ordenes, enviar partes y hacer recados, muchos recados, tampoco me molestaba porque ya estaba en Lérida y tenia tiempo de sobra.

El plan de enlace consistía en el Jueves por la noche pasarme por las oficinas a recoger lo que hubiera que enviar y después por casa del Capitán. Venia un compañero de la guardia a levantarme el viernes a las 4 de la madrugada y me echaba como dos horas y media de autobús a Lérida. Hacer los recados y de vuelta por la noche para Viella. Ir a Lérida hacía que me «fumara» las instrucción de tiro de los viernes, me alegraba porque no tenía que tocar una pita granada ni mortero, pero lo de tirar si que me gustaba (y no era malo). Por ser enlace me perdí muchas de las experiencias en las maniobras, la supervivencia y un montón de cosas, pero tenía su lado positivo, me paseaba por Lérida y me daba el aire.

¿Otro mito? Nos decían que hasta hace poco a los que llevaran al cuartel un casco de PM les daban 45 días de permiso. Como Viella no era un cuartel que daba muchos permisos la gente bajaba a Lérida a dar leches a los PMs y subirse con los cascos. No sé cuanto de mito tiene esto, pero el hecho era que como estuvieras en Lérida y te vieran con el pañuelo mimetizado y la boina … los PMs no te daban nunca la espalda.

SALA DE ARTES MARCIALES

Llegué a Viella siendo cinturón marrón de Taekwondo, como en el cuartel había mas compañeros que hacían mas artes marciales y disponíamos de una preciosa sala de artes marciales (judo fundamentalmente), por lo que me apunté a dichas actividades (creo que eran voluntarias por la tarde). éramos como una docena y media de pirados que entrenábamos bastante a menudo.

Me gustaría saber si la sala de artes marciales se siguió utilizando después de nuestro reemplazo.

QUE LLEGAN LAS COES!

Nuestro cuartel, era en cierta medida un hotel para que otras unidades vinieran a hacer cursos de esquí y escalada, por lo que periódicamente recibíamos unidades de otros cuerpos. Fueran quienes fueran, al final eran «come hierbas», PISTOLOS no pero si «come hierbas» y no eran de los nuestros, aunque vinieran de unidades de montaña a hacer un curso, eran «los otros».

La inminente llegada de una compañía de las COES levanto muchos comentarios, «que vienen las COES, los boinas verdes» esos tipos tan duros, guerrilleros pero que al final seguían siendo «come hierbas». Nos contaban muchos mitos de la dureza de sus entrenamientos, de que nos harían emboscadas cuando anduviéramos por el monte, etc. Nos agarramos un mosqueo del carajo con los de las COES.

Llegaron, tipos cachas, con la mirada muy en alto. Recuerdo verlo cuando esperábamos para ir a comer o cenar, que delante nuestra ahí .. hacían flexiones, ¿porque? ni idea ¿para chulearse? pues no sé .. o ¿eran castigos? pues puede. Eso impresionaba un poquito estos COES sin inmutarse ahí haciendo flexiones a mansalva.

Pero a nosotros no nos la van a dar. Ahora viene un posible mito o distorsión que puedo tener … parece ser que los de las COES salían varios días por el monte y acampaban por ahí. Por lo que se organizaron a varias patrullas para hacerles una emboscada a ellos, emboscada que no se esperaban y que los dejamos un poco en evidencia. Yo no participe en dichas patrullas y no sé cuanto hay de cierto en esto, pero por allí creo que se contaba.

EL DESFILE DE BARCELONA

Pues ese año nos tocó ir a Barcelona al desfile de las fuerzas armadas. Que responsabilidad estar de gastador, porque dentro de una compañía uno se puede esconder, pero de gastador que íbamos 7 delante como lo hicieras mal te podría caer la del pulpo. Allá nos fuimos en camiones, nos alojaron en un camping al lado de una playa, que literalmente arrasamos. Era imposible ir a las letrinas porque estaban siempre atascadas y llenas de mierda claro. Dormíamos en tiendas de campaña parecidas a las de los indios americanos y de unas 20 olazas por tienda. Practicar, practicar para el desfile y nos mandan para allá.

Creo que fueron unos 2 kilómetros de desfile, con los brazos agarrotados, muy pero que muy jodido el asunto. Como curiosidad, al menos a los gastadores nos dieron 5 balas reales por barba por si ocurría algún problema. «joder .. ¿que problema?» me decía yo. aquí se pone un gilipollas a dar tiros y organiza una bien gorda.

LOS ARRESTOS (Y EL CALABOZO DE LOS SEDICIOSOS)

Aquí como bien dice Pino te arrestaban por cualquier cosa. ¿Que ibas mal uniformado? dos días ¿Que no pasabas a paso ligero por el patio? dos días ¿Que no estabas bien aseado? 4 días. Uno antes de pasar revista de paseo tenía que tener mucha precaución porque al final te la estabas jugando. Yo creo que también estuve mucho arrestado, que si las botas sucias, que si los cordones, mal afeitado .. etc. etc. era muy difícil pasar una semana en limpio sin tener un arresto.

Pasé por el calabozo, fui según el Teniente Martínez uno de los sediciosos, la cosa fue como sigue:
Un poco cansados por la mala calidad de la comida, se generó un descontento por ello y pasó de boca en boca organizar algo .. para protestar. Pero que ingenuos éramos! La comida era obligatoria, todo el mundo se suponía que comía en el cuartel, aunque algunos nos largábamos a la camareta a comer algo que te mandaban de casa (no en mi caso) o, como yo, unas galletas con un batidillo de chocolate. La cena era voluntaria y había que apuntarse, ya que la gente del valle iba a cenar a casa y otros a comer bocatas. Entonces a alguien (no tengo ni puñetera idea de a quien) se le ocurrió la «brillante» idea de apuntarse a cenar y quedarnos todos en el patio ahí medio refunfuñados. De esta se enteran los mandos, que queremos mejor comida. El capitán Muñiz se había marchado a no se donde y estaba de oficial de guardia el Teniente NIKIMA Martínez.

Cuando el teniente ve que están apuntados unos ciento y pico y solo entran a comer unos 16 … entra en cólera y sale al patio gritando «ESTO ES UNA SEDICION, QUIERO SABER QUIENES SON LOS CULPABLES», va y pilla al primero que tiene en frente y le dice «QUIENES SON LOS SEDICIOSOS?» el chaval no sabe que responder, Nikima le da un guantazo y lo manda al calabozo. A todos se nos bajó el subidón de golpe … este tío va en serio y nos va a joder. «MAÑANA POR LA MAÑANA QUIERO SABER EL NOMBRE DE LOS CABECILLAS DE LA SEDICION, SINO ATENEROS A LAS CONSECUENCIAS», nos largamos de vuelta a las camaretas cabizbajos sin saber que hacer.

Por una mala follá, esa noche no pude pegar ojo, y cuando de madrugada oigo a un compañero «hay que hablar con el teniente, esto fue cosa de todos, no hay cabecillas..» voy yo de gilipollas con varios mas y me acerco al que lo estaba diciendo y ratifico «si, hay que hablar con el teniente, esto de cosa de todos …». Al instante oímos «EL TENIENTE ESTA AQUI Y VOSOTROS SOIS LOS SEDICIOSOS!! AL CALABOZO!!!» leche! ahí nos manda a seis mas al calabozo, ¿pero por que cojones estaba yo despierto», me cago en todo. Nos cascaron como cosa de tres meses de calabozo y con la amenaza de tener que prolongar la mili por el mismo tiempo.

El calabozo estaba en la entrada, donde también estaba el cuerpo de guardia, en realidad eran dos calabozos, pero solo usábamos uno, en el otro estaban los colchones de todos. Para que os deis cuenta del tamaño del calabozo, solo cabían 6 colchones Standard de 90 cm, tres para un lado y tres para otro. Coño .. pues a ver como cabemos si somos siete en el calabozo? Pues solución draconiana, a uno le tocaba dormir en el medio de los pies de los otros … uff, este puesto se rotaba cada día.

Lo bueno del calabozo? Que no había que hacer instrucción, no podíamos salir de él hasta la noche. Lo malo? todo lo demás. Si los arrestados a veces podían cortar leña con una motosierra, los del calabozo obligatoriamente lo hacíamos con el hacha. Y después a picar hielo con una pala. Las peores tareas iban para los arrestados y las repeores para los del calabozo.

Como decía antes, por las noches nos dejaban salir a estirar las piernas un rato, acompañando a un cambio de guardia. Yo que era un poco aficionado a la astronomía me conocía unas cuantas constelaciones y estrellas y me dio por contarles a los demás donde estaba «Ahí está la Osa Mayor con las estrellas Alkaid, Alioth, … allá tenemos al cinturón de Orión …» estas explicaciones que gustaban a mis compañeros de calabozo me hicieron ganar el sobrenombre de «Pitufo de las estrellas».

Una vez el teniente Martínez estaba de muy mala leche, pero que muy mala y dio aviso a los del calabozo que se pusieran la equipación de marcha, yo me libré porque yo era enlace y al día siguiente iba a Lérida. Les llenaron las Altus de piedras a uno le dio una radio portátil (esa que llevaba en el pecho Fernando Cobos) y dijo «ala! a subir ese monte a paso ligero!» El monte era el del Mirador, que estaba mas allá del Limite Norte, no recuerdo su nombre, pero era empinado de cojones. El teniente Martínez en el edificio de oficiales estaba con otra radio sentado en un sillón y gritando «SUBIR A PASO LIGERO!! VENGAA!». ¿A paso ligero? joer .. no sé si llegaron arriba del todo, pero cuando el teniente se cansó les dijo que bajaran .. llegaron reventados.

Otros días nos tocaba recoger las hojas del campo de futbol. «Os quedáis recogiendo hojas hasta que no quede ninguna», coñe si cuando íbamos por la mitad ya había hojas por el otro lado, esto era una tarea inacabable. Sobre las 11 de la noche nos venia el teniente a mandarnos a dormir.

Ah, algo bueno, en el calabozo aprendí a jugar al Mus. 🙂

Yo ya cansado del calabozo tenía que largarme de ahí, que estaba viendo que la cosa esta bien jodida. Una de las cosas que aprende uno en la mili es que hay que tener amigos o contactos hasta en el infierno, por lo que yo tenía amigos en la cocina, en el edificio de oficiales, el la radio, al furriel le caía bien y claro, en el botiquín el meche (médico) era colega. Le pedí que me mandara al Hospital de Lérida con cualquier excusa, que dijera que me encontraba mal para así no pasar el ultimo mes en el calabozo. Dicho y hecho, al cabo de dos o tres días marchaba yo en el autobús hacía el Hospital de Lérida con una supuesta enfermedad estomacal.

LAS MARCHAS Y CROSS

Pues todos los días hacíamos marchas con el equipo a diversos lugares. Al lago Piusa que estaba cerca del cuartel donde nos enseñaban a pescar ranas con la culata del cetme o a distinguir las setas venenosas, hacer la fabulosa sopa de ortigas, comer hormigas y serpientes para prepararnos para la supervivencia. Yo diría que a las mañanas hacíamos entre 20 y 30 Km. de marcha (o eso me parecía a mi). Lo mas alucinante de todo es que llegábamos todos juntos sin perder el paso. Si estabas jodido solo tenias que mirar los pies del compañero de delante y poner la mente en blanco, uno subía como un zombie. Marchas hasta las tuvimos nocturnas haciéndonos emboscadas los unos a los otros con balas de fogueo.

La marcha mas dura que nos tocó fue la subida a Montarto, una marcha infernal, con nieve hasta casi las caderas en ciertos tramos, pasando por el Ibón de la Restanca. Pero la sensación al llegar a la cima fue espectacular, como si domináramos el mundo ante nuestros pies.

Para las marchas uno de los complementos indispensables era llevar una bota de vino (las de las tres Zetas eran las buenas), la bota al principio era curada debajo del colchón y con coñac dentro varios días y finalmente estaba lista. La bota se rellenaba de Vino un par de copas de coñac y dos Redoxones, con eso subíamos lo que se echara en cara. ¿Os acordais de las botas de vino con reconstituyentes?

Por las tardes, sesiones de 6 kilómetros de Cross. Al final cada día tocaban mínimo unos 25 kilómetros, alguien se le dio por calcular cuanto recorreríamos si pusiéramos los kilómetros uno a continuación del otro en línea de todos los días de todo el reemplazo y se dijo que llegábamos a la luna y nos sobraban 100.000 kilómetros para darnos un paseo. Lo leo ahora que lo escribo y me está pareciendo una exageración, pero así se contó en su día.

ESCALADA

Toca curso de escalada en verano, y allá nos vamos no me digáis a donde, pero era una escalada de unos 15 metros de altura, con piquetas ya puestas. Nosotros con las botas rígidas y un compañero que era profesional de la escalada (no me sé su nombre) con unos pies de gato. En mi vida había visto los pies de gato esos, pero subían que daba gusto. Viendo la escalada a realizar uno pensaba «pero si eso es una chorrada 15 metros de nada» error! una vez que te ponías a subir había momentos que no tenias agarre para seguir, ni visibilidad para bajar y uno se quedaba estancado pensado «pero porque narices vine aquí, que leches hago en esta maldita pared?» y gritos «VENGA SUBE DE UNA VEZ».

La escalada incluía un rappel por un escarpado (el Barjergue) que el pasar un repecho no tocabas la pared ya que volabas por el aire. A mi me parecía que ese rappel eran como unos 65 metros, no creo que fuera tanto, pero impresionaba.

ESQUI

Esta fue la parte fundamental por la que vine a Viella y la disfrute como un enano. Normalmente todos hacían un curso de esquí, ahí pegándole a la cuña y posteriormente se hacían las famosas y agotadores marchas con las pieles de foca.

Mi suerte, que yo ya sabia esquiar y me defendía bien y se organizó una patrulla con la gente que supiera esquiar. Al mando iba un sargento del cual no consigo acordarme el nombre (a ver si alguien lo recuerda). Lo que hacia nuestra patrulla de esquí era subir todos los días a Baqueria y realizar servicio de pistas, es decir éramos pisters. Atendíamos a todo el mundo, si había que bajar a alguien en camilla, lo bajábamos, éramos como si fuéramos un personal complementario a los servicios de la estación. Esto tenía unas ventajas enormes, en primer lugar no esperábamos cola, gritábamos «servicio de pistas» y nos poníamos delante del todo, por otra parte comíamos con unos vales en la cafetería de la estación (todo un lujo acostumbrados a la comida militar) y por ultimo nuestro sargento era muy enrollado y en ciertas bajadas nos decía «quien salte mas bajo esa loma paga los cafés». Además tratábamos con los civiles, bueno mejor con las civiles extranjeras y no extranjeras que se acercaban a Baqueira.

Nos dejaban utilizar nuestro material si no era muy cantoso, eso era fantástico … librarnos de los lentos Sancheski y las fijaciones antidiluvianas. Eramos unos putos privilegiados.

Fue tan bueno que cuando me licenciaron creo que en Marzo, pedí seguir dos meses mas hasta que se acabara la temporada de esquí. Me respondieron «si reenganchas lo haces por un año» por lo que decliné el seguir y me licencie normalmente.

Atendiendo de servicio de pistas recuerdo una anécdota:

Se celebraba una competición de esquí de periodistas, y estando nosotros todos formados en escalera con los esquís se nos acerca una chica sonriendo y nos pregunta

«Hola, que tal os va?» «Como os tratan los mandos?» «Tenéis alguna polémica con los mandos?» (esta busca noticia para carnaza)

Uno le responde «pues a su lado está el sargento y que el le responda»

Se puso colorada y se marchó dándonos las gracias. La periodista en cuestión era Mercedes Milá.

CONCLUSIONES

Aunque en mi no nacía el ardor guerrero en toda su extensión, yo me consideraba un profesional y coño! si hay que hacer algo se hace bien!, por tanto me aplicaba en la tarea, daba taconazos como el que mas y lo que hubiera que hacer. No le guardo rencor a nadie, ni al teniente Martínez que muy putas nos las hizo pasar.

Yo fui a Viella voluntario (de reemplazo) por lo que yo elegí a donde iba y sabía a lo que tenia que atenerme. No me arrepiento nunca el haber hecho esta elección y lo recuerdo con mucho orgullo. después de la experiencia me di cuenta que los mandos tenían que hacer ese papel de duros, que si nos tuvieran entre algodones y un día hubiera que subir al monte a pegar tiros estaríamos muertos. Para llevar una tropa por condiciones especiales como es la montaña hay que disciplinar a la tropa, que un error puede costar muy caro, ahora lo sé.

No he vuelto por el Valle de Aran desde que me licencié. Y mira que esquío y me gusta la montaña, siempre lo dejé anotado para volver y recorrerlo de nuevo, pero por unas cosas u otras nunca volví. Es buena excusa una reunión de veteranos para volver a ver todo, aunque ya no esté el cuartel.
¿Mi paso por Viella forjó el carácter? Hombre, no creo que tanto, pero si que ayudó a curtirme, a saber superarme en la adversidad, a confiar en tu compañero. Creo que los de la Cia EE de Viella fuimos (o nos convertimos) en unos tipos especiales.

DUDAS

A ver si me podéis aclarar estas dudas que me han surgido en el relato y en el recuerdo.

¿En que sección estaba yo? ¿Con que teniente y con que sargento?

¿Que sargento fue el que llevaba la patrulla de pistas en Baqueira? Puede ser Anadón?

Que fue de los mandos? De Artigas, Muñiz, Martinez, Gregorio, Azadón. ¿Qué hacen hoy en día?

¿Que pasó con la sala de artes marciales? ¿Alguno mas la utilizó?

Un abrazo compañeros!

19 comentarios en “Pablo Roca (81-82) Lo que recuerdo

  1. Hace poco que descubrí esta pagina, y me lleve una sorpresa viendo tu comentario al respecto de tu LLaga tratandola de buena persona, lo que te agradezco. Bueno al respecto decirte que soy Fraga, galego de Viveiro, estuve en Viella desde Agosto-80 a Agosto-81, también participe en el Desfile de las Fuerzas Armadas del año 1.981, y hasta Agosto-81, fue Gastador Enlace, bueno un abrazo para tí y todos lo compañeros y mandos.

    1. Hombre Fraga!

      Que bueno leerte por aquí. Pues claro que eras buena persona, espero que lo sigas siendo 🙂

      Un abrazo

  2. Enviella,no se comia bien ,secomia muy bien.Lo de cenar era otra cosa y casi seguro que te tocaba fregar,perolacomida era excelente y sino preguntar alos pistolos.

    1. totalmente de acuerdo contigo…………yo fui de la seccion de e.e. de lerida……y en los dos cursos de escalada mas el de esqui…(voluntario).nunca encontre problema alguno con la comida…. habia cantidad suficiente para una total recuperacion despues de un largo dia….Saludos!

    2. El capitan era Alfonso Muñiz Rodriguez.
      En el desfile de Barcelona en 1981, no alojamos en el camping Toro Bravo, al lado de Casteldefels

      1. Holaaaa, qué ilusión me hace leer este post donde hablas del Camping Toro Bravo cerca de Castelldefels, yo fui uno de los Sgto s que montamos la electricidad y la fontaneria y hasta las letrinas.
        Un saludo.

  3. si hay alguien q me recuerde de mi remplazo q me escriba al correo me hara ilusion hablar con el

  4. jolines aqui andaba mirando en internet y se me a acurrido si habia una pagina o fotos de la cia
    jolines
    se me saltaron las lagrimas.un abrazo para todos

  5. El único, el autentico, el más deseado, el arresto por antonomasia era el de la leñera. Cierto es que esas hachas de filo remendado un millón de veces con tubo de hierro soldado a la cuchilla, eran capaces de reventar los empastes al más pintado. Pero a cambio, corría el Roqueta a discreción. Ningún cabo de cuartel con un mínimo de dignidad, permitía que los arrestados pegasen tempanazos al hacha sin un chorro de roqueta o xibeca con revoltosa a discreción.
    Un cabo que se preciase, más allá de contar los cartuchos del cuerpo de guardia, BEBÍA SABER que el tintorro roqueteño debía correr con prodigalidad entre la gente púa arrestada y de mal vivir. Y si no, era una birria de cabucho. He dicho.

  6. Tengo que decir que comi muy bien en Viella, pero que en determinadas etapas el Sargento Alvarez hizo estragos en el menu como bien dice Merchan. Nuestros mandos comian lo mismo que nosotros y si pude ver un dia al Teniente Franco Pelayo tirar de las orejas al Sargento Alvarez y decirle que la cena era una mierda y que se pusiera a hacer huevos fritos a la voz de YA. Sobre el Gimnasio si puedo decirte que en los años posteriores se uso, aunque con unos alumnos calcados en numeros a tu reemplazo.5 0 6 pirados que nos entraba el gusanillo de estirar un poco y no perder la elasticicidad. El teniente Franco, aficionado a las Artes Marciales vio siempre con buenos ojos a los que teniamos experiencia en Tae Kwon Do, Kun Fu y Karate , y se formaron dias alternos de Intruccion denominados «Manos Desnudas» donde por secciones se practicaba en el Gimnasio y en ocasiones en el Patio de Armas, mas que aprender se cogieron nociones, eso si… nuestras risas nos pasamos viendo a los Tenientes y Sargentos rodar por el suelo tras alguna «patadita inocente» Mas tarde en el Dia de las Fuerzas Armada, el dia antes y de sopeton nos dijo el Teniente Franco » Mañana quiero una exibicion » y le dijimos !pero ni no hemos preparado nada ! a lo que respondio » Yo se que ha vosotros no os hace falta preparar nada. Asi salio la cosa… de miedo por la cuenta que nos traia jaja
    mas tarde el gimnasio me sirvio de escaqueo y castigo al mismo tiempo, el Brigada Olmedo, me «puso» a su hijo pequeño de discipulo y todas las tarde el chaval y yo camino de gimnasio a entrenar y el Brigada de vez en cuando asomado a la ventana a controlar… en fin, mejor eso que recojer colillas por el patio, o cortar hierba con las manos, o cortar leña… que te voy a contar que no sepas.

  7. Evocadores comentarios Roca, yo estuve en el 84 y las cosas eran casi calcadas.Respecto a la comida estoy con Pino en que se comía bien en Viella. Desde luego no eran menús a lo Ferrán Adriá, pero si cosas sustanciosas como el famoso empedrado de legumbres que nos anunciaban tantas noches en la retreta. Hubo una excepción durante mi estancia, y fue un periodo en el que le tocó de suboficial de cocina a un tal sargento Alvarez de ingrato recuerdo. Era un pistolazo, pero tenía mucha cara y parece que se quería lucrar con el hambre de los soldados. En fin alguien ya lo ha contado aquí (no recuerdo quien) y ademas con mucha gracia, y todo se saldo con todo el comedor a paso ligero en el patio hasta altas horas por llamemoslo «cacerolada rebelde» y la sabia sustitución del susodicho tipejo.
    Hablando de comidas, espero queridos compañeros que disfruteis con el catering del segundo encuentro en Viella, que el año pasado fue muy bueno. Lo digo con mucha envidia (sana), por que salvo milagro de última hora este año no podré ir a disfrutar con vosotros. De todas formas esperaré con impaciencia noticias del evento. Un taconazo.

  8. Manjón, el sargento cuatrero, León, el de armas…
    A propósito de la comida: ya lo he dicho en más de una ocasión, pero lo repetiré. En Viella se comía muy bien. Muy bien y abundantemente, por lo menos en los casi 2 años que ahí viví. Una de las cosas que más me irritaban eran los hartoajos que se quejaban de todo, despotricaban contra la comida, siendo verdad (tengo el firme convencimiento) que jamás en toda su vida habían comido mejor que ahí. Su paranoia les llevaba a romper los bollos de pan que nadie había comido «Si no, nos lo ponen para comer mañana». Pero no recuerdo haber comido un sólo día pan duro o del día anterior. Los cocineros bien se libraban de que no les pillaran con eso. Igual que en mi casa, vamos, que lo del pan fresco depende de las ganas que tenga de ir a comprarlo o de mi memoria.
    Como Roca, yo estaba más tieso que la mojama, y como no soy gallego, nadie me enviaba chorizos y orujo. Mi casa estaba a 600 kms y 20 horas… así que era tan fiel a la cena como las mismas mesas. Y me lo tragaba todo con más gusto que vergüenza. De vez en cuando, quizá una vez al mes, me permitía algún lujo en Ismael, y de pascuas a ramos, en la gallega… y ahí se acababan mis derroches.
    Del 1 al 7 de mes, fumaba Fortuna; del 7 al 20, Celtas. Y del 20 en adelante, de la caridad de mis compañeros (perdonadme todos, especialmente mis conejos… creo que fue el único abuso que me permití, lo de hacer la cama o limpiar las botas a los veteranos me ponía enfermo).

  9. -Roca: El escalador de los pies de gato sería Quintana Paredes.
    Me ha gustado mucho tu relato. Los motivos que me llevaron a Viella son los mismos que los tuyos. Por supuesto que había en ellos mucho de reto personal. Una vez allí, casi, casi me arrepentí. Estoy deseando ver las fotos.

    -Riesco: A Cebrián lo tienes en la famosa foto del carro del infierno, vestido de presidiario. También está en las fotos de Alba, despellejando a una oveja.
    Martínez volvió a la compañía pero estuvo allí una semana escasa, supongo que a despedirse, pues había ascendido a capitán y tenía otro destino.
    Te has olvidado del brigada Valverde, que estaba de responsable (oficial de semana, o de día, o de no sé qué), durante la jornada de la sedición, así que fue él quien se dio de narices con la lista de los apuntados a cenar.

    El reemplazo más púa, el vuestro.

  10. Algunas precisiones acerca de los mandos de aquella época:

    Capitán. En marzo de 1981 no estaba en Viella el capitán Artigas, sino el capitán Muñiz. Creo que el capitán Artigas estuvo destinado en África la mayor parte del año 1981, y se reincorporó a la compañía a finales de año, en diciembre. Al capitán Artigas si que lo llegamos a conocer, pero coincidimos con él durante poco tiempo.

    Teniente Martínez. En marzo de 1981, tampoco estaba en Viella el teniente Martínez. Se decía que se encontraba arrestado. Se reincorporó a la compañía semanas más tarde, tal vez en mayo. El otro teniente, un hombre alto, era Santamaría.

    Había un alférez. Creo recordar que se llamaba Lauro Miguel, de Barcelona. Se licenció alrededor del mes de junio. Después llegó el nuevo alférez José M. Alba.

    Los suboficiales eran los sargentos Pedro Anadón, Gregorio, Benítez; brigada Liñán y subteniente Viejo. Había otro sargento, encargado de armamento, al que llamaban Garnacho, pero nunca supe si ese era su apellido, o un apodo.

    Sedición:

    Por lo general, los apuntados a cenar no eramos más de una docena. Hacia finales de año a alguien ( Yo se quién fué el autor de la idea y cuáles fueron sus motivos ) se le ocurrió la idea de que se apuntasen a cenar casi todos los soldados de la compañía.
    El teniente Martínez estuvo preguntando por la compañía durante varios dias. Cuando encontraba a alguien solo por el cuartel, se le acercaba y le preguntaba. Aquellos que estábamos en destinos teníamos más posibilidades de encontrarnos solos, realizando cualquier tarea de mantenimiento. El teniente preguntó a Tomás Gracia ( Chingüi ), a Costas, a Gelo, a Lladó… Pero nadie dijo nada. ( Costas, Gelo y Lladó tambien sabían de quién o quienes habia sido la idea )
    Yo procuré estar poco localizable durante aquellos dias, pero al final, dió conmigo:

    – Oye, Riesco. ¿ Tú no sabrás algo de porque hay tantos que se apuntan a cenar ultimamente ?
    – No se, mi teniente. Yo me apunto a cenar casi todas las noches. Puede usted comprobarlo preguntando en la cocina, o leyendo las listas de apuntados en dias anteriores.

    El teniente insistió algo más. Me preguntó por un soldado en concreto ( Y no iba desencaminado en su pregunta ), pero yo dije no saber nada, y se fué.
    Al final arrestó a varios que tenían poca o ninguna relación con el asunto. Los arrestados que yo recuerdo eran: Pablo Roca, Cebrián Rica, «Petete» y Barea Díaz.

    El capitán Muñiz se encontraba fuera del cuartel, de maniobras con parte de la tropa. Cuando llegó le salió a recibir el teniente Martínez, y le informó que había arrestado a varios por sedición. Y se dice que el capitán Muñiz respondió : «Manolo, no se te puede dejar solo»

  11. Hola Pablo,solo comunicarte que seguramente Gregorio este con nosotros en el encuentro,pues asi me lo ha hecho saber,Anadon me comento que si ya habia vuelto de Sarajevo,tambien vendria.Gregorio esta en los cuarteles de San Bernardo y Anadon en los de la Victoria,ambos en Jaca.
    Si te mirasel enlace 1 encuentro en «ausentes en persona……»los veras en la actualidad.
    espero verte en Viella,un saludo.
    Ah Muñiz (creo)esta trabajando por la zona de Granollers

  12. Hola Pablo, veo que eres rapido y mantienes las emergias como antaño, enhorabuena por la pagina, ya la leere pococ a poco, de momento te adelanto algunas respuestas, El Capitan Artigas hoy general esta en la resreva y creo que ejerce de profesor de folosofia, el Alferez Alba hoy comandante en activo, ambos asistieron al encuentro y podras ver fotos en el blog, el sargento Gregorio esta destinado en Jaca, el Capitan Muñiz, creo quetambien en la reserva, el Sargento Anadon creo que tambien en Jaca, todos ellos visitan habitualmente la pagina y de vez en cuando nos envian un saludo.
    si en algo me confundo que cualquiera me rectifique

  13. Bueno, Pablo, veo que has hecho los deberes con nota. Ya sólo te faltan las fotos. Sigue leyendo, y encontrarás respuesta a tus preguntas… yo sólo te diré que sí, que el gimnasio seguía en todo su apogeo durante mi estancia.
    «No he vuelto por el Valle de Aran desde que me licencié. Y mira que esquío y me gusta la montaña, siempre lo dejé anotado para volver y recorrerlo de nuevo, pero por unas cosas u otras nunca volví. Es buena excusa una reunión de veteranos para volver a ver todo, aunque ya no esté el cuartel.»
    Ese mismo razonamiento es lo que nos hizo a todos volver a Viella. Te esperamos dentro de 15 días.

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