El guión de la compañía.

FICHA DEL GUION DE LA COMPAÑÍA DE ESQUIADORES ESCALADORES DE VIELLA.

-Por Barda González Bermejo.

Guión- 1

Tipo: Guión

Unidad: Compañía de Esquiadores Escaladores D.M. Urgel 4 de Viella.

Realizado en fieltro de color verde bandera

Rodean la bandera dos flecos dorados: Uno ancho de 15 cm. Otro estrecho de 4 cm. También va  rodeado de un filete dorado de 0,5 cm. que actúa como sobrecostura de los dos flecos.

Medidas: Ancho: 44 cm. Alto: 38 cm.

Anverso: Piolet centrado con dos esquíes en aspa. Cargando rombo en fieltro verde bandera con corneta de Infantería en  fieltro amarillo, estando los detalles de la corneta bordados en hilo rojo. Bordea el rombo un  filete amarillo.  Al  pie  se encuentran las letras: C I A.  EE. en fieltro negro.

Reverso:  El escudo del Ejército de Tierra: águila exployada y coronada en oro, cargando la Cruz de Santiago en gules. Los detalles de la corona y el ojo del águila, bordado en gules,

Al pie en negro la letras: DM. URGEL 4

El asta es de madera de 2,05 mts, cilíndrica y está rematada por una alabarda doble de madera, pintada en negro, cuyas dimensiones son: Altura: 34 cm. Anchura: 18 cm.

En su día la alabarda original debió de ser  de aluminio o de acero inoxidable.

Al centro del asta, rodeándola, se encuentra una piel de cordero simulando una cola. En otro ejemplar del guión fue un cordón verde bandera con borlas, que se obtenía de deshacer el cordón de un gastador.

El guión se une al asta mediante 5 tiras de fieltro del mismo color que éste.

Guión - 2

José María Ponz nos cuenta esta historia:

“En el año 1972 el entonces Tte. Pascual, un enamorado de la Compañía, quiso sorprendernos a los mandos con algo que él sabía nos iba a encantar a todos; encargó al soldado sastre, casi con toda certeza Pérez Hita, que confeccionara cuatro guiones: uno para el Capitán Bellet y los otros tres uno para cada Teniente. El Teniente Castellanos posiblemente lo utilizó como pasaporte en el cielo pues murió de Coronel hace unos años; el Teniente Pascual no sé lo que habrá hecho con él, pero teniendo en cuenta su amor a la Compañía seguro que lo conserva como oro en paño; el mío ha estado siempre erguido junto a otros recuerdos militares y no sabeís con que satisfacción os lo ofrezco para lo que haga falta.”

Introducción a la Vexilología.

El vocablo Heráldica, se refiere a la ciencia que pretende explicar, describir o representar las armas o escudos de armas de una casa noble., mediante términos especiales, figuras convencionales y reglas adoptadas generalmente: la forma y las divisiones del escudo y sus particiones, así como las principales figuras y colores.  La guerra, la justicia, las ciencias, las artes y los episodios de la vida privada han pagado tributo a la heráldica, llevando al blasón todos los signos por medio de los cuales podían caracterizarse las acciones más salientes. Estos signos o figuras se dividen en honorales o de primer orden y en piezas de segundo orden. Las primeras son las figuras simples que no dependen de otras, ocupan primer lugar y casi siempre aparecen solas; las de segundo orden se llaman también  seantes o seances  particiones.[1]

El vocablo Vexilología, ya aceptado e incorporado recientemente al Diccionario de la Real Academia de la Lengua, tiene su etimología en la palabra latina “vexillum”, estandarte o bandera, y en la griega “logos”, tratado. Define, pues, la ciencia que estudia las banderas, pendones y estandartes.[2]

La Vexilología actual  es una ciencia totalmente independiente y de reciente creación. Es ciencia en cuanto que posee una metodología propia, pero también es un arte porque exige la creatividad de lo artístico para instaurar nuevas banderas. Fue inventada en 1957 por un profesor de la Universidad de Yale, el doctor Smith, bautizándola con el nombre con que ha sido conocida desde entonces.

En realidad, la aparición de las enseñas en un momento determinado de la Historia (o de la Prehistoria, si se prefiere) se debió fundamentalmente a razones puramente guerreras, es decir, a la necesidad de identificar y diferenciar a los distintos grupos de combatientes en el curso de la batalla. El vexiloide servía como punto de referencia (signo) y llamada visual para reunir a quienes luchaban en un mismo bando. De manera semejante, el caballero medieval sería reconocido posteriormente por sus mesnaderas gracias al blasón dibujado en su escudo. Pasarían muchos siglos antes de que los vexillum, transformados en banderas propiamente dichas, se convirtiesen en símbolos capaces de idealizar y polarizar emociones y sentimientos patrióticos.

La Vexilología, por consiguiente, es anterior a la Heráldica. Esta nació precisamente de ella para después terminar imponiéndose como ciencia principal. Durante mucho tiempo el escudo de armas anularía el vexillum y desde la Edad Media hasta nuestros días la vexilología permanecerá subordinada la Heráldica. Sería  el siglo XX el que finalmente terminaría popularizando las banderas, introduciéndolas en los ambientes más diversos, desde la política hasta el deporte, el folklore y el turismo. De todos modos, siguen teniendo la misma finalidad como símbolos que cuando se alzó el primer vexiloide tribal: la identificación de un grupo humano que quiere diferenciarse de los demás.

Definiciones:

Bandera[3]: -. Del latín bandum, estandarte.

Insignia, gallardete, enseña, estandarte, gonfalón, pendón.

.- Lienzo, tafetán u otra tela de forma por lo común cuadrada ó cuadrilonga, que se asegura por uno de sus lados a un asto o palo y se emplea como insignia o señal. Su color ó el escudo que lleva, indica la potencia o nación a que pertenece el castillo, la fortaleza, la embarcación, etc., en la que está izada.

.- Insignia compuesta de un pedazo de tela, por lo común de tafetán o seda, aunque puede ser de lona y hasta de lienzo de forma generalmente rectangular, asegurado por uno de sus lados en un palo que recibe el nombre de asta.

.- Insignias militares que se instituyeron para distinguir los diferentes cuerpos o formaciones de tropas y para que sirviesen de punto de reunión a las mismas después de una dispersión.

.Guión (de guiar) es el estandarte del jefe de una hueste.

Colores Vexilológicos

Mientras que los esmaltes heráldicos corresponden a unas normas y a una rigidez absolutas, los colores vexilológicos no atienden a esas reglas, quedando en amplia libertad en cuanto a la aplicación de ellos y de sus diferentes matices dentro de los amplios límites de color para que no pierda el nombre que los distingue de los demás.

Los colores de la banderas, por tanto, son bastante indefinidos e indeterminados, aunque pueden tener una cierta limitación por la costumbre y el empleo de los mismos en banderas, pero siempre la variación de los tintes, la decoloración por los rayos solares y otros fenómenos atmosféricos influyen de manera notable en ellos.

Blanco, como color puro, es único, así como el negro, por la misma razón, y no existen matices en ellos.

Gris, que nace de la mezcla de ambos, se emplea en sus matices perla y plomo.

Azul,  quinto color del espectro solar, cuya representación más exacta es la del color del cielo sin nubes. Dentro de él se une el celeste, que corresponde al más claro de todos; de mar o marino, que corresponde a un azul oscuro, y el turqui o turquino, sexto de los del espectro solar, y que es el más oscuro de todos ellos. Zafíreo, que es matiz que se acerca al marino, y  prusia, que corresponde al azul subido.

Verde, cuarto de los colores del espectro solar, corresponde a la hierba fresca, a la esmeralda y al cardenillo. Sin ser absoluto su empleo en Vexilología se conoce como color verde bandera. Se emplea también el verdegay, verde más claro, y el oliváceo, del color de la aceitunas, verdemar, que corresponde al verde del mar, y verde celedón, que es el más claro de todos, y como contraposición el verdinegro que es el más oscuro de todos los verdes.

Amarillo, tercer color del espectro solar, se identificado con el oro y el limón. Gualdo es el amarillo que tira a oro viejo y posiblemente el más empleado entre todos ellos; limonado corresponde al más claro, y blando, más claro que el limonado.

Rojo, primer color del espectro solar, se identifica con el encarnado muy vivo, que es el más empleado en las banderas. Sin embargo, se usa el colorado, que es alo más oscuro; el bermejo, que es rubio rojizo, y el granate, que es el rojo más oscuro.

Anaranjado, segundo color del espectro solar, semejante al color de las naranjas.

Marrón, color castaño, identificado con el tono de dicho fruto.

Caqui, color amarillo ocre, cuyo tono tiene la representación en la tierra normal.

Púrpura, color rojo subido, que tira al violado.

Carmesí, rojo encendido obtenido del quermés animal.

Violado, séptimo color del espectro solar. Color violeta o morado claro.

Morado, color entre el carmesí y el azul.

Proporción de la figuras

La figura vexilológica es diferente a la heráldica. No tiene que ser plana, sino que puede ir matizada, debe ser de tamaño y proporción al vexilo sobre el que deba ir, cubriendo una gran parte de su superficie. Debe ser, y en esto coincide con la Heráldica, estilizada y sustantiva de cuanto representa, pero lo más simple posible, pues en esa sencillez está la materialización de cuanto pretende la Vexilología: diferencia.

No existe una regla que indique proporción de la figura en la enseña, pero se está estableciendo la costumbre de que sea tres a cuatro la proporción, es decir, tres cuartos del tamaño de alto o de ancho (el mayor) de la figura en relación a la enseña.

Su colocación suele ser siempre en el centro, salvo indicación específica en contrario, y su posición, si es animal, mirando siempre al asta, y si es arma, con la punta hacia arriba, bien en posición perpendicular u oblicua.

En el caso de que la figura coincida con el color con el que va sobrepuesta, se la filetea toda ella, auque esta superposición solamente sea en una parte, como suele ocurrir con las banderas terciadas o en otras divisiones.

En la formación de la bandera se reflejan piezas y figuras heráldicas. Sus particiones, su distribución y composición, sus piezas y figuras, corresponden al simbolismo de los blasones.

Formas, tamaños y proporciones de las banderas

La evolución de las enseñas ha sido notable en el siglo XX, pues el incremento que ha sufrido su empleo indica la deformación que todo uso lleva implícito.

Las principales formas de las banderas corresponden a las rectangulares en su casi totalidad, salvo en alguna excepción, que se mantienen cuadradas; sin embargo, de ser el rectángulo la forma más usual para la bandera, no se ha llegado ni siquiera a establecer una proporción única, y su tamaño discurre ente el 6:7 al 11:28, es decir, de casi cuadrada hasta casi tres veces el largo de su ancho. Sin embargo, la forma más usual y extendida es la que corresponde a la proporción 1:2, es decir, doble de largo que de ancho.

Al tamaño de la bandera le sucede la misma cosa, pues su diferente empleo hace que resulte totalmente imposible establecer diferentes tamaños para las distintas aplicaciones, ni siquiera par las más comunes y usadas, pues su desproporción entre los objetos mismos a los que se aplican hace que unas pudiera resultas insignificante y , en el  mismo tamaño, en otros objetos similares en cuanto a su identidad resultar excesiva, como  por sólo citar dos ejemplos, lo sería en barcos y en aeronaves, comparando tamaño de cañoneros con acorazados y de cuatrimotores con avionetas. Por ellos el tamaño es muy diferente entre unas banderas y otras, pues, en parte, deber ir proporcionadas, al objeto sobre el que se deben aplicar o se izan.

Los remates de las banderas suelen ser lisos, pero no sucede lo mismo con los pendones y estandartes, sobre todo estos últimos.

Distribución de la superficie

La primera división en relación a su distribución corresponde a regulares e irregulares. La primera comprende aquellas banderas cuyas partes son exactamente iguales, mientras que las irregulares agrupan a aquellas enseñas cuyas divisiones o particiones son diferentes. Las regulares tienen sus partes iguales, y en esta división entran las de por mitad, tercio vertical y horizontal, cuartos, bandados verticales y horizontales, ajedrezada, jironada normal, jironada en curva y en darde, en sus cuatro variantes, correspondiendo a las irregulares el resto de las distribuciones de la superficie o área de la banderas.

En razón con la distribución, pero bajo el aspecto general, las banderas quedan divididas en: “por mitad”, cuando la división la hace una línea  horizontal o vertical,  o bien de “ángulo a ángulo” si la línea divisoria une los vértices.

Siendo como es muy variada la distribución de la superficie en las banderas irregulares, y dado que su diversidad no es necesaria para el caso que nos ocupa, no entraremos en más detalles sobre éstas.

Sujeción de las banderas a las astas y mástiles y remates de unas y otras

La sujeción de las enseñas a las astas ha evolucionado notablemente; pero, sin embargo, continúa manteniendo sus diferentes sistemas, según sea para lo que sea el empleo de la bandera.

Los medios empleados se extienden desde el clavado directo de la tela al asta al izado de la bandera por medio de la driza. La sujeción se ha efectuado por medio de ojales, argollas, cuerdas, lazadas, tiras y enroscados, usándose para las rígidas marcos redondos, cuadrados o rectangulares o únicamente rígidos por la parte superior y el lateral más próximo al asta.

En el caso de los estandartes y gallardetes la sujeción se realiza por medio de dos cordones que desde el extremo de la barra de la cual penden los mismos se une al asta o al mástil.

Los remates de las astas y de los mástiles son múltiples. Con referencia al asta en origen fueron las naturales que remataban las mismas en las armas ofensivas y en donde se clavaba la bandera: pica, lanza, alabarda, partesana, etc.; pero, a medida que la bandera se va transformando en símbolo de una nación y su presencia en las batallas varía de manera notable por las circunstancias de las guerras modernas, su difusión y empleo en múltiples usos que no son bélicos hace que los remates hayan ido evolucionando, abandonando lo que era de necesidad militar, principal origen de su nacimiento, para transformarse en adorno para el embellecimiento de los remates de astas y mástiles o para darles una expresión simbólica del significado de la bandera que cobijan.

Por las razones expuestas los remates con símbolos de significación política se han impuesto para muchas banderas de carácter ideológico, mientras que las militares conservan el remate en lanza o en pica con diferentes adornos o calados; las de carácter religioso, la cruz o el mundo, y las civiles, un pomo, rosca, corona o cualquier otro adorno.

Mientras que las astas son cilíndricas de madera o metal, los mástiles lo pueden ser o no. En general, disminuyen en su parte alta, pero los hay completamente cilíndricos o algo abultados en su centro, como los fustes de algún tipo de columnas, y que se emplean mucho para las grandes banderas de adorno que tienen posiciones fijas en plazas o lugares de concentración humana, donde con su presencia, adornan o prestan un determinado significado a los actos que allí se celebran.

 


[1] Diccionario Enciclopédico Abreviado, Tomo II, Espasa Calpe, Madrid, 1935, pag.437.

[2] Diccionario de Vexilología, Sociedad Española de Vexilología.

[3] Diccionario de Vexilología, Sociedad Española de Vexilología, pag.22-23

Para los que quieran más:

La curiosidad de Ignacio Teixidó es insaciable, así que se puso a investigar por ahí  y me ha mandado este enlace la semana pasada.  www.banderasmilitares.com

La web de Sergio Camero es un referente para todos los que estudian las banderas militares.

Un comentario en “El guión de la compañía.

  1. Ya tenemos material. Supongo que ahora nos toca explicar el significado de los guiones, a ver qué es lo que sabemos o qué se nos ocurre entre todos.

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